6 mar 2010

Cena con amigos, enemigos y los espacios vacíos

Terminada la jornada laboral y la maratónica vuelta en subte, llego con las intención de pegarme una ducha refrescante.

-¿Cómo te fue, nene? –pregunta mi viejo apenas entro.
-Bien –le contesto mientras me saco la camisa y me dirijo al baño.
-¿Y cuándo te mudás? –insiste con el interrogatorio.

Pero me hago el sordo, y mientras me saco el pantalón ingreso al baño. Inmediatamente descubro a mi vieja desnuda relajada en la bañadera con un artefacto eléctrico extraño en sus manos.

- Nene –me grita

Me tapo los ojos con las manos inmediatamente.

-¡Mamááá, por Dios! Cerrá la puerta con llave.
-Es que tu padre siempre golpea antes de entrar. Todavía no me acostumbro a que estés con nosotros.
-Mamá, la imagen no se me va a ir nunca de mi mente. ¿Entendés? Creo que voy a gastar fortunas en un psicólogo a partir de ahora. Siento como si el cerebro me explotara.
-Bueno, nene, no es para tanto. Cerrá que entra fresquito. A propósito... ¿cuándo te mudás?

Tampoco contesto. Cierro la puerta mientras intento convencerme que lo que vi lo olvidaré fácilmente en... 2 o 3 ... siglos a lo sumo. Como la imagen está asociada al baño, descubro que me es imposible ingresar allí, con lo que agarro un bolso y me hago una escapada a lo de Juan Pablo. Cortés como siempre, me brinda su baño y la hospitalidad habitual.

-¡Qué rompe bolas, che! Bañate rápido que me estaba por afeitar. No me uses el jabón con perfume importado, que es para ocasiones especiales. Y el shampú tratante, tampoco. Usá el común, que está en el jarrito con un oso azul.
-¿Qué hago con la revista porno que está en el baño?
-No es porno. Tiene muchos artículos interesantes.
-Seeeee. Seguro.
-Bueno, dejá de romper las bolas y bañate de una vez, que los chicos nos esperan. ¡Y no me mojes la revista!
Minutos después nos encontramos con los muchachos en la parrilla libre de siempre, pero no están los de siempre.

Vino Tapón. Amigo de papi fútbol. Hincha furioso de Chacarita. Casado, con 4 pibes.
Vino Daniel, el uruguayo. Casado. Con 2 nenes de distinto matrimonio. Hincha de Independiente. Enyesado, por el “accidente” en el partido del domingo.
Miguel, el pelado, también está entre los integrantes de la mesa. Juntado con Inés (amiga de Ana, mi ex). Fanático de Boca. Enfermo diría.
Juan Pablo. Divorciado. Galán y eterno pendejo, a pesar de sus 37 años. Hincha de Vélez, pero sobre todo, hincha... pelotas. Cambia más rápido de pareja que de calzoncillo.
José. El tarta. Hincha de Nueva Chicago. Jamás se le conoció novia. Y muchas veces sospechado por su dudosa sexualidad.
Ausentes: Ernesto, quien por razones obvias (se encama con mi jermu) no se hizo presente. Y Javier, novio de la hermana de Ana, el cual, indudablemente, sentó una postura sobre la separación.

El mozo se acerca a la mesa y le pedimos mesuradamente como acostumbramos.

-Traenos 14 provoletas, achuras, mollejas sobre todo. 4 porciones de papas fritas. Ensalada de Tomate y lechuga, vino tinto de la casa.
-También de zanahoria.
-Otra sólo de lechuga por favor.
-Tres – cer –cer ve ve zas .
-Coca Light yo.
-Soda para el vino si puede ser.
-En vez de provoleta para mí, traeme dos empanaditas de carne. O sea serían solo 12 provoletas.
-Hielo, no te olvides del hielo.
-Y el pan. Si puede ser pan negro también.
-A mí traeme un pedacito de pollo.
-Li – li – li –li món.
-Eso, limón, pero ¿lo podés cortar a la mitad? Así no se desaprovecha.
-6 chorizos también, y 2 morcillas.
-Que la ensalada de zanahoria sea mejor con huevo, ¿sí? Pero ponele vinagre de vino, si hay sólo de manzana traeme puré entonces.
-Yo no quiero morcilla.
-No te pedí a vos, pedí lo de siempre.
-La morcilla era para Ernesto y no vino.
-Bueno, trae una sola morcilla.

El mozo se va sollozando. Juan Pablo le grita:

-Y el hielo, no te olvides del hielo –nos mira a nosotros y continúa– siempre nos toca este mozo pelotudo, que se olvida de todo. No sé porqué carajo no presta atención.
-Bueno, henos aquí –Exhala Tapón.
-Finalmente –completa Miguel.
-Fi fi fi nal nal men men men te – Repite el tarta.
-Contá conchudo –me dice el uruguayo. – Me banqué que me rompa la pata por tu calentura. Me lo merezco, listo, pero contá como estás nene.
-¿Cómo querés que esté, boludo? Para el orto estoy.
-Pero si vos te querías separar –dice decidido Juan Pablo
-Sí, pero una cosa es que yo lo quiera, y una muy distinta que lo quiera ella.
-Olvidate ahora. Ya está. Si siempre te quejaba de la bruja. –dictamina Daniel
-La extraño

Llega el mozo

-¿Les sirvo, señores? –pregunta
-A veces–le contesta Tapón
-Lo mismo me decía Inés –afirma Miguel.
-Digo si les sirvo la comida señores –gruñe el mozo.
-¡Ah!, sí, sí – afirma Tapón.

Una vez hace ingreso el morfi, se sucede el mejor momento de la cena, que es cuando "no hablamos". Es comida libre, así que tratamos de que nuestro dinero gastado valga la pena, entonces se sucede una especie de competición para ver quién puede ingresar más comestibles por la boca. No importa el orden, ni las combinaciones. Con lo cual se puede ver al dolape tragando un chorizo mientras mastica la provoleta, a Juan Pablo metiendo una cantidad de papas fritas en su boca que apenas logra respirar bien por la nariz. El uruguayo y el tarta se pelean para mojar el pan en el jugo de las ensaladas. Una hecatombe comestible si las hay.

-Pa –pa –pa sa sa sa me la la sal –dice el Tarta
-Pensé que había venido tu viejo con lo de tantos pa.
-Eso me hace acordar cuando veníamo de Santa Teresita –comenta el uruguayo y pensábamo que el boludo se estaba riendo. ¿Te acordás, Guille?
-¡Cómo olvidarlo!
-¡Che! –se enoja Miguel – Yo no sé la anécdota. Cuenten.
-Fue en el verano del 2007 creo. Veníamo Guillermo, Javier, el Tarta y yo cada uno en su moto. Y cuando estábamo a 60 o 59 kilómetros de llegar el tarta se empieza a reír a full.
-¿Y eso? ¿Qué tiene de gracioso? –Pregunta Miguel
-Es que el tarado empezó con el jajaja jajaja y estuvo así como kilómetro y medio.
-Sigo sin entender –replica furioso Miguel
-El boludo no podía terminar la frase... decía jaja jaja jaja jaja vi vi er er se hi hi hi zo mi mi mi erda con la mo mo mo to.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no he parado de reirme con la anecdota de la moto y el tarta, descubri este blog hace un par de semanas y me parece genial, sigue adelante, saludos desde Ecuador.

Nelson