12 mar 2010

Brujería

Me levanto temprano (gracias a mi viejo otra vez) y decido hacer un listado de pendientes.

- Alquilar departamento
- Ver qué pasa con el saldo de mi tarjeta de crédito
- Ir a buscar ropa a lo de mi ex
- ¿Reconquistar a mi ex?
- ¿Salir con otras mujeres?
- Comprarme calzoncillos nuevos
- Faltar al laburo para hacer todo lo otro.

Desayuno, me baño y hago tiempo para poder arrancar con el último punto. A las 9.00 llamo a la oficina. La vocecita de Silvia me atiende en el teléfono.

-Gráfica e Ideas SRL. Buenos días. ¿Quién habla?
-Ehh. Silvia, soy Guillermo.
-Ah, Hola Guille. Ya es tarde. ¿Dónde andás?
-Enfermo. Estoy enfermo.
-Uhh, ¡qué macana! Y bueno, es el clima. Estos cambios te matan. Uno entra a la oficina con el aire acondicionado, salís y te morís de calor, entrás, aire de nuevo, salís y calor. O después llueve y refresca, te mojás, entrás toda mojada a la oficina, salís, entrás. Tiempo de locos.
-Sí, enfermo. Fiebre. Mucha –No hay caso, esta mina me pone nervioso también por teléfono y me cuesta hablar. Hasta su voz es sensual.
-Bueno, mejorate Guille. Te paso con Arizmendi. Besito

Ay. Dijo “besito”. Así, terminado en “ito”. No sé porque me hago los ratones, pero es imposible evitarlos. Si dijo “besito” en lugar de “beso”... ¿Qué significado tendrá? Juan Pablo me dijo que no tengo chances con esta mina, pero ... ¡cómo me gusta!.

-Diga –La voz fría y muerta de Arizmendi, el gerente de RRHH, se escucha del otro lado de la línea

Me coloco un limón partido en la boca, y me tapo la nariz con un pañuelo. Toso.

-¡Cof Cof! Benos dis Sr. Arizmdu
-¿Quién habla? No se le entiende nada.
-Soy ¡Cof Cof! Doguindez ¡Cof Cof!
-¡DOMÍNGUEZ! Tenía que ser Ud. ¿Qué la pasa ahora? ¿Se le murió el perro? ¿lo asaltaron? ¿Lo mordió un perro?¿Enterocolitis otra vez?

Que pedazo de turro este tipo.

-No, no. Me dele mhca la cabeiza. Tenjo febre
-¿Le duele la cabeza? ¿Tiene fiebre? Pobrecito Domínguez. Tiene que cuidarse. Un té bien calentito, se me va a la cama, y se me cuida, eh. Ya sabe cuanto lo necesitamos acá.
-Grsas Sr Arizmdu
-Gracias las pelotas, Domínguez. Le voy a mandar médico a su domicilio, y mejor que se esté muriendo porque sino...

Y corta el hijo de mil putas.
Pero ya sé cómo funciona esto. El médico va a caer recién después de las 16.00 hs que es cuando salen a realizar las visitas, entonces a la cama. Caliento el termómetro con una lámpara y listo. Si ni la presión te toman, zafo de laburar y me puedo ocupar de mis cosas.

Ahora sí, dado que las lecciones con Juan Pablo están suspendidas hasta el lunes que viene. “Matraca este fin de semana, pibe, vos esperame y después hablamos. Buscate una buena porno para pasar el tiempo” me dijo por teléfono. Pero no, porno no, al menos no hoy. Saco la tarjeta de mi bolsillo y leo:

“Aldana, la única bruja de Zona Norte. Unión definitiva. Amarres. Hechizos. Magia. Tarot. Desde hace más de 20 años, la única con resultados reales. Consulte sin cargo”.

Cuando bajo del colectivo, descubro que la zona en cuestión, me hace acordar mucho a las imágenes del Discovery Channel sobre el Tsunami. Un hombre con la piel carbonizada por el sol camina cansinamente por la vereda y me acerco cauteloso.

-Disculpe Señor, no sé si es correcta la dirección –le muestro la tarjeta.
-Allá –señala con un dedo roñoso.
-¿Allá? ¿Ese lugar donde parece que estuvieran probando bombas atómicas?
-Allá –repite y se mete el dedo en la nariz y comienza a escarbar con ahínco, como si buscara petróleo.

Entre esa escena, y el desastre termonuclear de la región señalada, me decido por la segunda, y me adentro esquivando piedras, gatos muertos, juguetes rotos, pañales usados, soretes de tamaños siderales, preservativos, balas, y distintos objetos que hacen que dude seriamente sobre lograr sobrevivir hasta el día de mañana.
Un tipo, desde atrás, me toca el hombro con el dedo.

-¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!–le grito y le escupo en la cara del cagazo que me hace pegar. Mi corazón parece querer huir del pecho para poder emular a la rana René.

-¡HIJO DE PUTA! ¡Casi me mata de un infarto! –vocifero agitado.
-Disculpe, don. Pensé que me había visto. ¿Busca a la Aldana?

Me tranquilizo un poco.

-Sí –le respondo mientras mi respiración se normaliza lentamente.
-Aquella casa, don –me señala.

Ingreso a la misma por una especie de puerta piramidal. Adentro un intenso olor a incienso me recibe junto con una oscuridad total, apenas suavizada con alguna velas de fondo. Me acerco en el mayor de los silencios y me vuelven a tocar el hombro.

-¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!–vuelvo a gritar esta vez con un timbre de voz demasiado fino para mi gusto. Me doy vuelta y me encuentro otra vez con el mismo tipo que me había asustado hace minutos.

-Pero la remil... ¿Usted está empecinado en matarme?
-Allá don –me dice como si nada.

Me señala una puerta cubierta por una cortina roja. A medida que me acerco, un tufo a ... a... no sé, perfume berreta mezclado con bosta, empieza a invadir mi cabeza. Escondida tras una mesa, sentada, la bruja Aldana me saluda.

-Iluminado seas tu, hijo mío –me dice.
-Ojalá –le respondo – porque no se ve un porongo, señora. Estuve a punto de hacerme percha como siete veces antes de entrar acá ¿No puede encender las luces?
-Sólo las velas de los espíritus pueden presenciar este momento. Tome asiento por favor.

Me siento en un banquito alto que hay frente a la bruja y cuando voy a hablar, me interrumpe.

-No diga nada, no hable. Deje que sea yo quién lo diga todo. Usted viene porque necesita mis servicios.
-¡Ah! Usted es realmente buena –le replico sarcásticamente.
-No interrumpa. No he terminado. Usted quiere conseguir pareja.
-No.
-Recuperar su trabajo.
-No.
-Que su esposa vuelva.
-Sí.
-Justamente, a eso iba. Usted necesita que su esposa vuelva, y por eso está aquí. Aldana puede ayudarlo.
-¿Usted no es Aldana?
-Así es.
-¿Y por qué habla en tercera persona? ¿Se cree Maradona?

La bruja me mira fastidiosa.

-Las maneras y las formas, poco importan señor. Los resultados, en cambio, serán mi lenguaje.
Saca de abajo de la mesa un adorno esotérico extraño, con caras demoníacas grabadas en el mismo, y dos pipas encendidas haciendo equilibrio en el mismo. Lo pone sobre la mesa.

-Fume por favor –me pide.
-No gracias.
-Fume –grita y del susto me pongo la pipa en la boca en segundos. El humo invade mis pulmones y comienzo a pensar en que esto tal vez no fue buena idea.

-¿Cómo se llama? –pregunta
-Guillermo Domínguez.
-No. Usted no. La persona que quiere que vuelva.
-¡Ah.... Mi esposa!. Ana. Ana Fernández. Pero le decimos Anita, sabe. Es porque es petisa.
-Aldana utilizará Candomblé, Umbanda, Vudú, Santería, Alta Magia para que su Ana vuelva con ud. Su ser amado jamás podrá escapar nuevamente.
-Bueno, tampoco lo que se dice jamás. Jamás es una palabra muy determinante. Jamás. Jamás. Suena muy fuerte, muy violenta. Si quiere salir no me molesta, de vez en cuando. A veces. Más cuando voy a ver a Racing, no me gustaría que Ana venga conmigo. Mucho macho ahí, empiezan a mirar a la mina, y se arma quilombo. Con un ratito me basta, eh. Che, qué buena está esta pipa, ¿qué tiene?
-Hierba poderosa. Hierba de los espíritus.
-Que lo parió, está buena che. ¿Dónde se vende?
-Aldana no vende hierba. Ser magia poderosa. Usted deber conseguir ropa interior de su mujer, pelo también. 1 foto de cuando ella estaba enamorada de usted. 5 hojas de menta. 1 cucharada de miel. 3 clavos de olor. 1 cinta verde de 20 cm. Marcador verde. 1 foto de usted. 1 vela rosa. Fósforos (nada de encendedor) y 1 aguja de cocer con hijo rojo.
-Veo. ¿Se supone que debo recordar todo eso o usted me lo anota? A propósito, apostaba a que iba a tener una bola de cristal. ¿No tiene ninguna?
-Aldana le anota todo. Pero lo primero es lo primero. Escuchar y prestar atención: esto es lo que tiene que hacer...

Horas después, cerca del mediodía, estoy en mi ex casa. Cuando Ana entra me descubre desnudo, vestido con su corpiño negro, mi calzoncillo de los Simpsons y una vela rosa en la mano.

-¡Guillermo! -me grita.
-¡Anita! –le digo mientras sonrío como un estúpido pero no puedo evitarlo por la maldita fumata – Yo sé que te parecerá extraño todo esto, pero tiene una explicación razonable. Muy razonable.

Horas después, cerca de las 17.00 hs, el Tarta viene a sacarme de la comisaría. Sólo me queda desear que aún no haya pasado por casa el médico laboral.

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