31 mar 2010

Clase 3: el significado del amor

Juan Pablo se tira al piso para reírse cuando le cuento de mi salida con Valeria: se tiene que sujetar la panza y sólo un esfuerzo sobrehumano evita que termine vomitando.
Mientras se seca las lágrimas con un pañuelo, me dice:

-Así que te perdiste un pedazo de perra. Mirá que hay que ser boludo para tomar calmantes con alcohol.
-Estaba nervioso, che. No sabía qué hacer.
-Qué boludazo. O sea, que no pudiste meterla.
-Ehh. Era la primer cita. Hay que ir de poco. Ya sabés, una cita, dos, tres. Conocerla bien y...
-Contame qué pasó, pavo. Dale.
-Bueno, se fue. Me dejó solito ahí en el bar de Martínez la muy turra. Entre la cuenta del bar y el taxi de la vuelta, se me fue toda la mensualidad. Me había llevado a la loma del orto. No, tarado, no te rías que no es gracioso. Podría haberme enamorado de esa piba.

Ahí Juan Pablo se puso serio.

-¿Enamorarse? ¿Amor? Vamos a tener que hablar seriamente

Dicho eso, se aproximó a la pizarra donde hubieran transcurrido las 2 primeras lecciones y escribió: LOVE.

-Nuestro tema de hoy: el amor (como verás sé inglés, queda más cool “Love”) y para ello una frase en la pizarra como acostumbramos en nuestras clases:

“Si quieres conquistarme
construirás amor con pico y pala

Si quieres que te conquiste
Por favor, sólo chupala”


Cuando pensaba que Juan Pablo se ponía romántico, sale con sus típicas cochinadas que tirar todo a la mierda.

-Sos un pajero importante –le recrimino.
-Ah, mi estimado. La verdad. La pura verdad. ¿Duele no es cierto? Pero es así, el amor no existe. Es un invento de los que venden tarjetas, flores, bombones, peluches y otros regalos. Veamos...

Se sube a un banquito y saca un diccionario de la biblioteca y lee:

-“Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.” O “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.” Bla bla bla bla, violines de fondo por favor.
-“El corazón no entiende de motivos, ni de razón”. Laura Trujillo –replico con un refrán.
-El corazón no entiende porque no tiene cerebro, boludo. Es un órgano que sólo bombea sangre.
-El alma....
-El alma nada –grita.- Basta de pavadas. A madurar señor. ¿Dónde está probado empíricamente que el alma existe?
-¿Sabes dónde? –me enojo- ¿Sabés dónde? Yo te voy a explicar, yo. En... Che, ¿qué significa “empíricamente”?
-Olvidate, y no pierdas foco. Un poeta francés decía que el verdadero amor es como los espíritus. Todos hablan de ellos, pero pocos lo han visto. Y esos pocos, generalmente son mentirosos. Así que ...

Toma el borrador y saca la palabra LOVE de la pizarra y escribe SS

-¿SS? -indago
-Sí, “SS”. Así es.
-¿Y qué significa eso?
-Sólo Sexo. Esa es nuestra búsqueda. Ese es nuestro objetivo. Foco. Foco.
-No, che. Qué foco ni foco. Yo no quiero coger.
-¿Qué? –se sobresalta Juan Pablo.
-No, boludo. No me entendés. Quiero coger. Pero no quiero sólo eso.
-Una buena chupada también.
-No, pelotudo. Cortala con el sexo. ¿Es en lo único en qué pensás?
-A ver, ¿cómo te explico Guille? Ayer salí con Carolina. ¿Sabés lo que hice?
-No.
-Cogí. Toda la noche. Siiiiii. Y anteayer, ¿sabés qué hice?
-No.
-Cogí. ¿Y antes, y antes? ¿Sabés que...?
-Sí, sí, ya sé. Cogiste, cogiste.
-Claro. Exacto. ¿Sabés por qué? Porque me encanta coger. Vivo para coger. Debería ser el único verbo del diccionario. O podemos agregarle “comer”, y “futboliar”.
-¿Futboliar?
-¿No existe? Bueno, deberían inventarlo. Un verbo para jugar a la pelota.
-Pelotear –le digo.
-Lo que sea, no es el caso. Foco. Foco. Y herramientas siempre a mano.
-¿Por ejemplo?
-En principio, preservativos. No podés salir sin preservativos. O pastillas anticonceptivas. Si te encontrás una rallada que no le gustan los globitos, le das la pastillita. Igual, ojo. Siempre protección si no querés terminar con alguna enfermedad encima. Después un buen gel para la colita en caso de necesidad y ...
-Pará, pará loco. Sin tanto detalle que no lo necesito.
-Claro, seguro. Habló el señor Kamasutra.
-Estás meando fuera del tarro, para mí el amor existe. Es, no sé. Es...Yo me siento transportado. Como que floto. Esa sensación de volar y no entender nada. Que no te salgan las palabras con una mina. Ese miedo al roce, ese...
-Me duermo. Me duermo. ¿Qué libro estúpido de poemas estuviste leyendo?
-Ningún libro, nabo. Así me siento yo.
-Vos te sentís así, porque sos cagón.
-Cagón nada, conquisté a Ana, ¿no?
-Y Ana te metió los cuernos, ¿no?
-Sí, pero
-Nah nah nah
-Pero...
-Nah nah nah. Sexo. Y listo. Vos dedicate al amor si querés, yo te voy a enseñar el camino al sexo. Y para eso, hay que ser muy filoso. Foco. Foco. Y para que no pierdas la practica, hoy nos vamos de putas.
-Pero yo tuve sexo.
-Sí, seguro. Pero no me refiero a sexo con tus manos, ni con muñecas. Me refiero a sexo real.
-Pero...
-Basta de manuela, boludo. La vas a gastar. Hoy vas a tener una alegría, o no me llamo Juan Pablo Colombaro. ¿Hoy sabés que vamos a hacer papá?
-Coger.
-Eso. Decilo con ganas. ¿Que vamos a hacer?
-Vamos a coger.
-Gritalo, con ganas.
-¡¡¡¡VAMOS A COGERRRR!!!!
-Con ganas, más fuerte
-¡¡¡¡¡VVVVVVAAAAAMMMMOOOOOOOOOOSSSS A COOOOGGGGEEERR!!!!!

Y tras ese grito, golpean la puerta del departamento de Juan Pablo. Tres golpes fuertes. Contundentes. Con mucha presencia.
Juan Pablo abre la puerta y ante nuestra vista aparece el vecino, vestido con un pijama celeste a rallitas, unas sandalias y dos ojeras enormes que denotan claramente que mis gritos lo han despertado.

-Don Ramón –Le dice Juan Pablo y no puedo evitar pensar en el Chavo.

El tipo responde con una tranquilidad envidiable, pero a medida que habla va subiendo el tono de voz.

-Sí, Don Ramón. El vecino, su vecino, el que está pegadito a esta pared. Esta pared, ¿ve? Así de delgadita es la hija de mil putas Don Ramón , el que no puede dormir. Así que les voy a pedir, par de maricones, que si quieren revolcarse juntos, lo hagan pero que no tienen que ventilar a todo el puto edificio que son dos trolazos de mierda, que encima gritan. Par de trolos, carajo, que si quieren coger, se dejen de romper las pelotas, y me dejen dormir, porque soy guardia de seguridad y trabajo doce putas horas seguidas, y esta puta pared deja pasar todos sus putos gritos, y encima que yo no cojo como hace mil putos años, tengo que bancarme a dos putazos que gritan como la puta madre. Así que mejor se callan y me dejan dormir de una puta vez.

Y se va con un terrible portazo.

Con Juan Pablo nos miramos con miedo de esbozar cualquier otra palabra y/o realizar un movimiento. Cuando finalmente nos decidimos a salir, vuelven a golpear la puerta.

-¡Don Ramón! –se sorprende Juan Pablo.
-Sí, yo de nuevo. Me olvidaba. No se olviden de usar protección.

Y el tipo vuelve con sus ojeras cansinamente a su departamento.

29 mar 2010

Cita a Ciegas

Daniel, el uruguayo, me llama temprano para darme el notición:

-Guille –me dice - ¿Te acordá de Florencia? ¿La amiga de mi jermu?

Hago memoria rápidamente. Piernas. Dos. Y largas. Muy largas. Rubia. Ojos pardos. Tetas. Dos. Grandes y bien ubicadas. Boca. Una. Altamente Sensual. Cuerpo. Fabuloso. Mente. Incluída en el paquete. Simpática. Boca. No, no me repito. Es hincha de Boca.

-No, la verdad que mucho no me acuerdo –miento.
-Bueno, te conseguí una cita....
-¿En serio? -le interrumpo- ¡Sos un capo Daniel! ¡Qué genio! Te quiero, te quierooo. No te puedo creer. ¿Cuándo? ¿Cuándo?
-Parááá loco. No me dejaste terminar. Menos mal que no te acordabas. Te conseguí una cita con “UNA AMIGA” de Florencia. El otro día le contamo de tu situación y me dijo que conoce a alguien que...
-¿Y ella?
-¿Ella qué?
-Florencia.
-Tiene novio.
-¿Tiene novio?
-Sí, ¿Hablo en griego?
-Ufa.
-Sí, ufa. En fin. Te conseguí una cita con una amiga de Florencia nene, ¿qué más queré?
-¿Está buena?
-Florencia dijo que era linda.
-¿Vos la conocés?
-No.
-¿Tenés fotos?
-Tampoco.
-¿Tiene Facebook, My Space, algo en Internet?
-No le pregunté.
-Preguntale.
-Ya te arreglé la cita. Dejate de joder. Sé valiente.
-¿Una cita a ciegas? ¿Con mi suerte? Ni en pedo.
-Gallina
-Soy de Racing.
-Gallina. Cagón.
-No soy cagón, no conozco a la mina. ¿Y si no me gusta?
-¿Y si ella no gusta de vos?
-Con mi suerte es terrible bigotuda. Y un bicho. Anulala.
-No puedo, tenés que ir.
-No quiero.
-Tenés que poder.
-No quiero.
-Tenés que poder.
-Pero... la re mil... que te parió.... Está bien, está bien. ¿Cuándo? ¿Dónde?
-Te doy el teléfono y arreglá. Ella tiene auto, me dijo que te pasaba a buscar.
-No, re mal. Quedo para el orto. Tengo que pasarla a buscar yo.
-¿Con qué auto?
-Bueno, nos encontramos en un bar.
-No te hagás problema, bolú. La mina es macanuda según Florencia. Teneme fe.

A la noche, me baño en colonia barata, y gasto mi gel en acomodar el pelo, de manera de parecer joven y alegre. Me depilo las cejas, me hago un baño de crema hidratante. Tomo mi mejor camisa, el pantalón de traje gris. Una cadenita de oro bien gruesa para impresionar, y los zapatos recién lustrados.
Los nervios me carcomen, así que decido tomarme un tranquilizante para aflojar tensiones. Y me bajo medio vasito de whisky para acompañar el momento.
El celu suena y un mensaje aparece en la pantalla: “Estoy abajo, G. Te espero. Bsos. Vale.”

-¿Dónde vas, nene? –pregunta mi mamá cuando abro la puerta.
-Salgo, vieja.
-¿Te mudás? –indaga irónico mi papá mientras lee el diario en un rincón del living.

Ni le contesto y salgo nervioso, con un agudo dolor de estómago. El ascensor tarda milenios en llegar al sexto piso. Y centurias en bajar a PB. La cabeza comienza a trabajarme a mil. ¿Con qué me encontraré?
Un Fiat Siena Fire azul me dijo. No veo ninguno. Sólo un auto azul, pero es un Fiat Spazio semi destruido. Y su ocupante parece ser Martina Navratilova fusionada con el conejo Bugs Bunny (por las dos paletas que se asoman en lugar de dientes).

-Lo sabía. Lo sabía –me puteo y me golpeo fuertemente en los testículos para aliviar tensiones pero incrementar a la vez, el dolor de panza. Segundos después, el camión de residuos que tapaba mi visión, se corre y me deja ver el Fiat Siena Fire Azul, con Valeria en él... Una terrible morocha.

-Hola –entro al auto- Soy Guille.
-Me imaginé –me contesta con una hermosa sonrisa- sino serías un delincuente ingresando a mi auto.

Y se ríe, mientras yo continuo con mi dolor testicular y estomacal.

-Dios mío, sos hermosa –le digo temblando.
-Gracias. ¿Vamos? –y antes que le pueda decir algo, pone en marcha el auto y salimos rumbo a....
-¿A dónde vamos? –pregunto.
-Muy mal –contesta segura – Vos sos el hombre. Proponé.

El dolor de huevos no me deja pensar, o quizás sea el calmante que tomé, mezclado con el alcohol.

-¿Vamos al cine?

Termino de realizar la invitación y me arrepiento.

-¿Al cine? –duda Valeria. –Mmm, te diría que no. Ni nos conocemos. Vayamos a charlar a un lugar con onda. Así nos codeamos un poco más, Guille. ¿Conocés alguno?
-¿Un shopping? –y vuelvo a arrepentirme.
-Mmm
-Hagamos algo distinto, Vale. Proponé vos. ¿Dónde querés ir? –digo resignado ante mi poca noche.

Valeria no contesta, pero dobla de tal manera, que casi me mato contra el parabrisas. Apenas quince minutos después, llegamos a Martínez, a un bar hermoso, un molino de viento en el paisaje, el río de fondo, y mesas alumbradas por velas. Empiezo a temblar. Un viento frío recorre la zona, y la panza empieza a reclamarme el baño. El mozo se acerca y nos da el menú. El ver los precios no me ayuda en nada. Esta salida va a resultar cara, muy cara. Pero la compañía vale la pena.

-¿Qué vas a tomar? –pregunta ella y me gana de mano.
-Yo... A ver... Voy al baño –y al levantarme le pego una patada asesina en su peroné, que suena como cuando el Titanic se quebró en dos. Valeria pega terrible alarido y el mozo acude raudamente.
-¿Llamaron?
-No, no –le digo al mozo y luego la miro a Valeria que con los ojos en lágrimas se toma la pierna -¿Cómo estás? Perdoname, fue sin querer.

Me sonríe, y me explica que está todo bien. Al menos eso dice su boca, mientras su cara me recrimina la patada asesina.

-¿Puede ser hielo? –le ruego al mozo.
-¿Pero que van a tomar? –me contesta este.
-No, animal. Es para la pierna de ella, no para las bebidas. ¿No ve que se lastimó?
-Más animal será usted que le pegó –me dice el tipo enojado.

El gerente se nos acerca.

-¿Puedo ayudar en algo?
-Hielo –le digo.
-Sí, hielo -repite el mozo- el señor le pegó a la señorita.
-Ah, un caso de violencia. Quizás debamos llamar a la policía. –dictamina el Gerente bastante preocupado.
-No, no –le imploro- fue sin querer, una patadita sin querer. Deciles, Vale. Deciles.

Valeria parece dudar entre darles mi absolución, o condenarme a prisión. Finalmente se rinde al lado bondadoso, y aclara el malentendido.
Con una servilleta, anudamos hielo a la pierna de Valeria. Ante tan delicada situación, decido no ir al baño y aguantar los retorcijones de la panza lo más que pueda, mientras intento remar el momento.

Y llega lo inevitable, la charla sobre el ex. “Sí, soy separada. Mi ex un verdadero hijo de puta. Un cagón de mierda. Me arruinó la vida. Yo siempre le di todo, hacía lo que él quería, siempre. Yo era la única que ayudaba en casa. Yo era la que cedía. Yo. Yo. Yo. Yo”. La tendencia egocéntrica sigue durante media hora, mientras únicamente atino a mover la cabeza, y pensar “me cago, me cago”.

-¿Te pasa algo? –me pregunta
-¿Por?
-Estás todo blanco, y con el cuello... no sé, estás como medio torcido y haciendo caras raras. ¿Te sentís bien?
-Sí, fenómeno. Nunca me sentí mejor –digo con la voz entrecortada mientras trato de hacer fuerza para cerrar el intestino delgado, el grueso y todo canal que finalice en mi traste.
-Bueno, te decía que mi ex... ¿qué fue eso?

Finalmente no puedo evitarlo y se me escapa un leve pedo.

-¿Qué fue qué? –me sujeto con fuerza al reglamento de “cómo tirarse un pedo y no ser descubierto”. Artículo 1. Niéguelo. Nunca desista. Usted no fue. Convénzase y convenza a los demás.
-¡Uhhhh, qué olor! –exclama Valeria.

Artículo 2. Ante la pestilencia de una flatulencia no esperada, utilice el elemento más cercano para desviar la culpa.

-Sí, el río. La gente tira tanta basura que a veces se levanta cada olorcito que mama mía. Pero ignoremos. No perdamos el momento.

Valeria me sonríe. Qué linda es la guacha. Pero no puedo concentrarme así, mente ZEN, mente fría, me digo, me compenetro y trato que nada desvíe el foco de mi meditación interna. Cuerpo duro, rígido. Nada sale. Nada sale. Pero Valeria decide acercarse y darme un tibio beso en la boca, suficiente para relajarme, ablandarme y rendirme... Una cagada.

25 mar 2010

Tarta, el romántico

-Mi vi vi vi da es un ta ta tango –Me dice el Tarta mientras se toma su cerveza helada.

“Ahí vamos otra vez”, pienso, y me enciendo un pucho.

-Acácaca ca no se se pu pue dede fufu mamamar –se enoja.

-¿Mamar o fumar? Bah! Cortala Tarta, estamos en la zona de fumadores. Bancate el humo y listo. ¿Y ahora qué te deprime?

Para los que no conocen al Tarta, voy a tratar de hacer un resumen. José tiene 39 pirulos y es soltero. Digo “soltero” y no separado o divorciado. Soltero. Nunca tuvo una relación que haya durado más de seis meses. Y jamás pudimos afirmar que las mismas se hayan concretado en un noviazgo. ¿Motivos? Varios. Enumerando: el primero, es extremadamente tímido. Le cuesta horrores relacionarse con las mujeres, aunque quiera hacerse el superado. Le tiembla todo al hablar con alguien del sexo opuesto, y no me refiero a su tartamudeo, sino a que su cuerpo parece contraerse y su lengua anudarse. No sabe qué decir, qué hacer con sus manos, a dónde mirar. La mujer es una entidad mística para él, un sueño que cree imposible de poseer y como tal, lo admira y le teme. Bah, no es miedo, es pánico.
Segundo. Su tartamudeo. Obvio problema para relacionarse en una sociedad que busca la perfección. Sumado a su retraimiento, hace inverosímil la unión entre los diferentes sexos. No sólo debe superar las miradas que acusan su discapacidad o menosprecian su “anormalidad”, sino que el debe afrontar su propia mirada acusadora que lo retrae aún más. O sea, antes que alguien lo rechace, él mismo se rechaza porque “e e es ob vivivi o, Guigui lle. Quiquiqui en quiquiqui ere eeeeestar con un tatatar tamumumu dodo?”.
Tercero. Es un romántico, de los antiguos. De los que regalan flores, bombones, ositos de peluche, canciones (canta horrible el pobre). De los que abren la puerta del auto, te acercan la silla, pagan siempre todo. Todo. Pero en su soledad, se sumerge en las canciones melódicas, en luces de vela en su casa, y en fotos de los amores que marcaron su vida y no puede olvidar, en rechazos, rechazos, y más rechazos. Unos propios, otros ajenos. Para el Tarta, un guiño de ojos ya es una relación. Un beso, una pasión interminable. Y si se encama con alguien, Dios Santo, ¿quién nos ayuda a bancarlo?

-¿Y ahora qué te deprime? –Le vuelvo a preguntar- ¿No irás a arrancar otra vez con esa Fernanda no?
-Ehhhhhh...
-¿Otra vez? ¿En serio? ¿Hasta cuándo nene? Superalo.
-Jujuju an Papapa blo me dididijo que...
-Ya sé lo que te dijo Juan Pablo. Te dijo que NO, significa NO.
-Pepepe...
-Pero ella nunca te dijo que no. Ya lo sé. Me lo contaste 354.000 veces. El “NO” no debe ser necesariamente vocalizado. Las acciones, también pueden significarlo.
-Pepepe...
-Pero nada. Sumale tu tartamudeo. Olvidate. Bastante que te dio bola. Agregale tu diferencia de edad. Para vos no importa, para ella sí.
-Pepepe...
-Sí, ya sé. Ella te marcó de alguna manera. Ya sé la cantinela. Pero vos no. Apenas serás un recuerdo. Un momento. Algo fugaz. Hay que seguir Tarta, hay que seguir.

El Tarta se pone rojo. Así se pone cuando se enoja. Y mucho.

-PERO YO NO QUIERO SEGUIR –grita y toda la gente en el bar se da vuelta para vernos.

Me quedo inmóvil, con miedo de decir algo. Los ojos del Tarta parecen inyectados de sangre y un sudor aceitoso le recorre la frente.
Sonrío y le digo con voz bajita

-Che, Tarta. ¿Te diste cuenta que no tartamudeaste?

Se relaja, toma otro trago de cerveza y vuelve a su habitualidad.

-Que pupupu e dodo ha cececer?

Enciendo otro pucho, el anterior se me cayó del julepe que me dio el grito.

-Vamos de putas –le digo, pero inmediatamente me arrepiento. Sé que al Tarta no aprueba eso. Empieza con que a él le gusta “hacer el amor” y no coger. Y que las prostitutas son minas que laburan sin pasión, y bla bla bla. Antes de que arranque le doy otra opción.

-Vamos a bailar –le anuncio.

Y finalmente, con la idea de ahogar penas, olvidar y no superar un carajo, nos encontramos en un boliche de zona norte, haciendo cola para entrar. La rubia de adelante (espectaculares piernas) se da vuelta y me mira pícara. Le guiño un ojo y se sonríe.

-¿Venís seguido? –Le pregunto.
-No señor –me responde – ¿Me cuida el lugar que tengo que ir a buscar a unas amigas?

“¿Señor?” ¿Me dijo “Señor”? Antes de tener tiempo de reaccionar y mandarla a la concha de su hermana, se va y me deja con una sensación de edad angustiante. El Tarta se ríe.

-Jojojo.
-¿De qué te reís, pelotudo?
-Jojo der, que pepepen dejiji ta mamamal edudu cacaca da.

El humo, las luces, y el ruido (algunos valientes dicen que es música) nos invade al ingresar al local. Nos acercamos con el Tarta a la barra y pedimos para tomar.

-¿Cuánto está el jugo de naranja? –le pregunto al barman.
-Zzz

Mueve la boca

-¿Qué? –Le grito. El ruido de fondo hace imposible que lo escuche.
-Zzz

-¿Tarta vos entendés lo que dice?
-Yo tatatam bién tete quiquiqui e ro –me responde el tarado.
-No boludo, ¿vos entendés lo que dice el barman?
-¿Qué? –pregunta el Tarta
-Zzz –replica el barman.
-No te entiendo, campeón. El jugo. ¿Cuánto sale el jugo?
-Zzz
-El jugo. EL JUGO. ¿Cuánto sale?
-Zzzzz a zzzz las 3 –le logro entender.
-¿A las 3 qué? El jugo. Tengo sed. ¿Cuánto sale el jugo?
-Zzzz manzana.
-NO, manzana no. Jugo de naranja. NARANJA ¿Entendés? ¿Cuánto sale el jugo de naranja?
-Ma mama ñana no pu pu pue do –contesta el Tarta.

Una mina se acerca y me susurra algo al oído.

-¿Qué? –le grito.

Me moja la oreja con la lengua.

-No –le digo y le hago gestos con la cabeza. Se acerca al Tarta y le hace lo mismo. El pavo se pone todo colorado y la mina le parte la boca con un beso. El humo se incrementa, las luces psicodélicas empiezan a marear y el ruido (música) intenta perforar los tímpanos.

-Es una puta -le grito al Tarta mientras la mina se lo lleva a la rastra.
-¿Qq q qué? –vocifera el Tarta en el momento que el barman me sirve un tequila.
-No, no. Jugo de Naranja. Jugo de Naranja. ¿No entiende? No a vos no, que es una puta, una putaaaaaa! No, no lo estoy insultando a usted, es a él. No, no llame al de seguridad. No, no quiero tequila. Tarta es una puta, una putaaaa. No empuje. Eh Tarta, Tarta.

Un patovica empieza a empujarme mientras agarro al Tarta del brazo. La gente de amontona al ritmo de la ¿música?. Me choco con la rubia de la fila. Con el Patovica. Con la puta. Me ligo una trompada en el hígado, mientras me aferro con todas mis fuerzas al brazo de mi amigo. Caigo al piso, alguien me pisa, y algún gracioso tira un chicle sobre mi cara.
Siento que me desmayo.

-Es una puta –le digo al Tarta antes de desvanecerme.
-Sí –le escucho decir mientras los ojos se me cierran - ¡Yo tatatam biien estoto to toy eee nana momora doo!

23 mar 2010

Primeras citas

Sólo me lleva unas pocas horas familiarizarme con el sistema de www.yomeengancho.com.ar. Básicamente uno puede buscar las características de la mujer que quiere. Ja. Si sólo se cumpliera lo que uno quisiera, estaría bárbaro. Pero la cuestión es que uno empieza a recibir miles y miles de mensajes de gente mayor de 50 años, poco atractivas, con 354 hijos, hermanos en prisión, sexópatas, travestis, gays, con ex maridos asesinos, patovicas y un desfile sin desperdicio que consume horas de mi tiempo... laboral.
Ni un solo mensaje interesante. ¡¡Ni uno!!
Por otro lado, a la hora de la selección de mis candidatas, empecé con un perfil alto. Más allá de que Juan Pablo me calificó como un “6” en la escala de atracción, me pongo a buscar candidatas entre 7 y 10.
Las 10 y las 9 ni se dignan a contestar. Ni un “hola”, ni siquiera un “no me rompas las pelotas”. Las 8 y las 7 ya te tienen un poco de piedad. De vez en cuando ligás un “gracias”... ¡Sí, un gracias! No sé si eso es bueno, o es malo. “Gracias hacen los monos” dice mi viejo. Pero me limito a pensar que es mejor que te respondan antes que te dejen con la bronca del silencio.
Eso siempre hablando de perfiles lógicos y claros. Donde se ve nítidamente la foto de la chica en cuestión, su altura, peso, medidas, religión si te interesa, hobbys, tatuajes, lo que sea. Después tenés las candidatas fantasmas. La que ponen como foto su ojo, un brazo, al perro, o a una actriz famosa. No ponen un pomo de lo que hacen o lo que les gusta.
También está lleno de boludas. Sí, boludas. No hay mejor definición. Las minas altamente lindas, que se ponen y aclaran que tienen pareja. ¿Para qué corno te ponés en “yomeengancho” si ya estás casada? Pa calentar nomás. “No busco nada” Mierda que no buscás nada. Romper las pelotas, eso buscás. Narcisas del orto.
Finalmente caigo en los puntajes bajos al notar que tras 354.156 intentos ninguna mujer interesante me contesta. Empiezo con los 6, y termino con los 5 y 4.
Cuando le cuento al Tarta que me voy a encontrar con “Afrodita45”, la envidia le carcome.

-Qué cu cu cu...

Pero antes que termine le corto y me encuentro con Afrodita45 en una bar en pleno Microcentro.
Me sonríe, me dice “bonito” y no sé cuántas pavadas más. Yo transpiro al verla.

-¿Qué tomás? –le pregunto.

Y la hija de mil se pide un tostado de $18 y un licuado de $23, que me obligan pedirle al mozo “para mí, un vasito de agua nomás”.

-Disculpe –le digo.
-Tuteame –me dice Afrodita45, y para mis adentros pienso: ¿por qué no habrá dicho “puteame”?
-Disculpá –me corrijo- Pero... ¿qué es exactamente para vos “unos kilitos de más”?

El mozo no tiene mejor idea que traer justo en ese momento el licuado de banana, que termina en mi cabeza.

No fue mejor mi salida con Diosa66.

-¿Usted es la de la foto o es su madre? –arranqué con un chiste, pero esta vez con la experiencia de no haber pedido absolutamente nada para tomar ni comer. Aunque cuando me clavó el servilletero en la mano, pensé que el licuado era una mejor opción.
Y seguí con varias experiencias “Sí, ya sé que en la foto parezco más joven”; “te juro que soy la misma, me teñí”; “No, nunca puse 1,70. Era 1,40”.
Y eso sólo con el tema foto, porque mi experiencia con “Labety” fue traumática. Una foto de 8, casi 9 diría. Me responde. Nos encontramos. Y sí, era la misma de la foto. Misma sonrisa. Mismo cuerpito divino. “Al fin” me digo. Me acerco a la mesa (la misma mesa que utilizo para todas mis citas, y el mismo mozo que ya realiza apuestas con sus compañeros para ver cuando me engancho con alguna). Labety me guiña un ojo y Alfredo (el mozo) me da un golpecito en la espalda como deseándome suerte, pero no puedo dejar de notar la risa entrecortada que intenta esconder.

-Hola Linda, soy Guillermo –le doy un beso en el cachete.
-Hola chabón! ¿Co tas, loco? ¿Qué onda este bolichón, eh? Ta bueno, ta. Copado man. Copado.

Lentamente escondo el servilletero y le pido un licuado a Alfredo. Labety lo va a necesitar.

21 mar 2010

Citas on line y “No”, significa “No”

-¿Qué hiciste qué? – Juan Pablo se agarra los pelos.
-Ya te expliqué –le contesto fastidioso. – Me puse la ropa interior de mi mujer y...
-¡Ex mujer!
-Bueno, ex mujer. Me puse su ropa para hacer un gualicho para reconquistarla.
-Y terminaste en cana. Pero como podés ser tan pelotudo.
-Bueno, che. Cortala. Vine para que me ayudes, no para que me cagues a pedos. ¿Y el Tarta?
-Dijo que no venía. Se enojó conmigo.
-¿Por?
-Le dí una lección telefónica gratis.
-Y la lección es...
-“No” significa “no”.

Lo miro con cara de mareado.

-Te explico –me dice. – Lo aprendí tarde de mi experiencia con Gabita. Vos me conocés, que nunca me doy por vencido. Y que busco contra viento y marea.
-Sí.
-Bueno, de ahí la lección. Si la mina no quiere saber nada, y dice no. Es no. Nada de “puede ser”, “insistí”, “probá otra cosa”, “mandá rosas, bombones, etc etc”. NONES. Ya estamos en otra época. Si dicen que no, es porque no les gustaste. Y listo. No des vueltas al pedo. Sacatela de la cabeza. Algo no le gustó de vos, y no van a dar el brazo a torcer. Hay que borrarlas de la cabeza de alguna manera.
-Pero el Tarta no puede.
-Y yo tampoco, pero hay que seguir, qué le vamos a hacer. Así que ahora, mi estimado Guille, vamos al paso 2. La cosa es entrar en calor, y lo primero es lo primero. Te presento a mi compu, Cleopatra.

Me señala una Pentium IV y un moderno monitor LCD de 19 pulgadas.

-¿Tu compu tiene nombre? –interrogo con un mohín de asombro.
-Todas las cosas importantes de mi casa tienen nombre. Cleo es una de ellas.
-¿Y voy a salir con Cleo?
-No pelotudo campana. Vamos a entrar al mundo de las citas on line.

Se sienta y teclea www.yomeengancho.com.ar

Enseguida sale la foto de 30 minas, todas modelos, abrazadas con otros 30 hombres, que en lugar de abdomen tienen una tabla de lavar ropa. Una musiquita romántica, un bolero de Luis Miguel, pero sin la voz del chabón por suerte. Y un BIENVENIDO gigante.
“Antes de conocer a tu media naranja, deberás configurar tu perfil” dice una alerta roja que señala con una flecha el lugar a clickear.

-Es bien para pelotudos –aclara Juan Pablo- así que no te vas a perder. Podés seguirla en tu casa, pero vamos a aprender juntos el paso fundamental. Configurar tu cuenta.

Mi amigo se levanta de la silla y me obliga a sentarme.

-Primer paso: Tu apodo. Vamos a escribir un apodo que no divulgue tu nombre real, y que diga mucho de vos. Por ejemplo...
-Guille –Le digo.
-NO, NO, NO –me grita. Ese es tu nombre, bolú. Apodo. Apodo.
-¿Gui39?
-No, no. Por favor. Algo que denote madurez.
-¿Maduro?
-NO.
-¿Más Duro?
-NOO.
-¿Duro de Matar?
-NOOOOO.
-¿Dura Dero?
-AHHH. Basta de pelotudeces. ¿Dura Dero? ¿Qué es eso? ¿Una localidad? ¿Baradero? Te vas a apodar “Brad”
-¿Brad?
-Sí, Brad. Como Brad Pitt. Un nombre fuerte. Un apodo pila. Ahora la edad. Vamos a poner 34.
-Pero tengo 37.
-Sí, Guille. Pero vamos a achicar la distancia. Necesitamos captar la atención de la juventud. Si ponemos 34 tenemos más margen para abajo. 10 años, incluso 11. Podemos aspirar a las de 23 todavía.
-¿Te parece? ¿Yo?
-Mirá, si te digo la verdad, te vas a poner a llorar. Pero te tengo que alentar, así que vamos a suponer que por ahí hay alguna de 23 que es medio ciega y puede darte bola. Listo entonces. 34. Altura vamos a aumentarte unos 5 cm, poné 1,76. Poné que hacés deportes.
-Juego al fútbol, eso es cierto.
-Sí, sí. Claro. Como si lo que vos hicieras se llamara jugar. En fin. Poné que hacés fierros, que tenés ingresos muy altos, que tenés auto, que viajás mucho, que tenés caballos, y mucama.
-¿Tildo esto?
-¿Vos leíste eso?
-Sí.
-¿Y vas a tildar que vivís con tus padres?
-Es que vivo con mis viejos.
-Pero escuchame pelotudo. ¿Tenés caballos? ¿Tenés ingresos altos? ¿Viajás mucho? ¿Para qué carajo mentimos arriba? ¿Para que vos cagues todo con decir que vivís con tus viejos?
-¿Y qué pongo?
-Que vivís solo, obviamente. Poné un 3 ambientes. Ahí, donde dice 3. AHÍ.
-Bueno, bueno, Tranquilo. Ya lo puse. ¿Fana de Racing le pongo acá donde dice pasiones?
-Eh, habría que pensarlo. Puede ser una buena estrategia si queremos que se compadezcan de vos. Pero no. Por ahora no hablemos de fútbol. En pasiones poné “la música” (así, genérico, después ves que le gusta a la mina). Bueno, y ahora el paso más importante. La foto. Acá estamos en el horno.
-¡Eh, no soy feo!
-Pero tampoco sos lindo. Acá te matan por la foto. Todo lo demás es al pedo. Así que... correte... vamos a ... dejame ver... acá tengo una foto tuya pasable.
-¡Pero ahí tengo 22 años!
-Sí, y además no tenés esa buzarda a cerveza. Ni esos bigotes ridículos.
-Pero...
-Pero nada... ahora vamos a subirla al Photoshop. Y sacamos esos pelos feítos. Pintamos los ojos así, de azul. Después en la cita decís que habrá sido el flash. Y Que te cambiaste el look. Lo importante es lograr el primer contacto. Ya está. Subida.
-¿Y ahora?
-Ahora tenés que poner los datos de tu tarjeta de crédito y listo. Nos adentramos a la aventura.
-¿Acá? ¿Dónde dice U$S 103?
-Sí.
-¿U$S 103? ¿Vos estás loco?
-Pero la cuenta te dura 6 meses.
-Insisto. ¿Vos estás loco?
-Mirá, es eso, o seguís con las revistas y los videos porno.
-¿Aceptan débito?

12 mar 2010

Brujería

Me levanto temprano (gracias a mi viejo otra vez) y decido hacer un listado de pendientes.

- Alquilar departamento
- Ver qué pasa con el saldo de mi tarjeta de crédito
- Ir a buscar ropa a lo de mi ex
- ¿Reconquistar a mi ex?
- ¿Salir con otras mujeres?
- Comprarme calzoncillos nuevos
- Faltar al laburo para hacer todo lo otro.

Desayuno, me baño y hago tiempo para poder arrancar con el último punto. A las 9.00 llamo a la oficina. La vocecita de Silvia me atiende en el teléfono.

-Gráfica e Ideas SRL. Buenos días. ¿Quién habla?
-Ehh. Silvia, soy Guillermo.
-Ah, Hola Guille. Ya es tarde. ¿Dónde andás?
-Enfermo. Estoy enfermo.
-Uhh, ¡qué macana! Y bueno, es el clima. Estos cambios te matan. Uno entra a la oficina con el aire acondicionado, salís y te morís de calor, entrás, aire de nuevo, salís y calor. O después llueve y refresca, te mojás, entrás toda mojada a la oficina, salís, entrás. Tiempo de locos.
-Sí, enfermo. Fiebre. Mucha –No hay caso, esta mina me pone nervioso también por teléfono y me cuesta hablar. Hasta su voz es sensual.
-Bueno, mejorate Guille. Te paso con Arizmendi. Besito

Ay. Dijo “besito”. Así, terminado en “ito”. No sé porque me hago los ratones, pero es imposible evitarlos. Si dijo “besito” en lugar de “beso”... ¿Qué significado tendrá? Juan Pablo me dijo que no tengo chances con esta mina, pero ... ¡cómo me gusta!.

-Diga –La voz fría y muerta de Arizmendi, el gerente de RRHH, se escucha del otro lado de la línea

Me coloco un limón partido en la boca, y me tapo la nariz con un pañuelo. Toso.

-¡Cof Cof! Benos dis Sr. Arizmdu
-¿Quién habla? No se le entiende nada.
-Soy ¡Cof Cof! Doguindez ¡Cof Cof!
-¡DOMÍNGUEZ! Tenía que ser Ud. ¿Qué la pasa ahora? ¿Se le murió el perro? ¿lo asaltaron? ¿Lo mordió un perro?¿Enterocolitis otra vez?

Que pedazo de turro este tipo.

-No, no. Me dele mhca la cabeiza. Tenjo febre
-¿Le duele la cabeza? ¿Tiene fiebre? Pobrecito Domínguez. Tiene que cuidarse. Un té bien calentito, se me va a la cama, y se me cuida, eh. Ya sabe cuanto lo necesitamos acá.
-Grsas Sr Arizmdu
-Gracias las pelotas, Domínguez. Le voy a mandar médico a su domicilio, y mejor que se esté muriendo porque sino...

Y corta el hijo de mil putas.
Pero ya sé cómo funciona esto. El médico va a caer recién después de las 16.00 hs que es cuando salen a realizar las visitas, entonces a la cama. Caliento el termómetro con una lámpara y listo. Si ni la presión te toman, zafo de laburar y me puedo ocupar de mis cosas.

Ahora sí, dado que las lecciones con Juan Pablo están suspendidas hasta el lunes que viene. “Matraca este fin de semana, pibe, vos esperame y después hablamos. Buscate una buena porno para pasar el tiempo” me dijo por teléfono. Pero no, porno no, al menos no hoy. Saco la tarjeta de mi bolsillo y leo:

“Aldana, la única bruja de Zona Norte. Unión definitiva. Amarres. Hechizos. Magia. Tarot. Desde hace más de 20 años, la única con resultados reales. Consulte sin cargo”.

Cuando bajo del colectivo, descubro que la zona en cuestión, me hace acordar mucho a las imágenes del Discovery Channel sobre el Tsunami. Un hombre con la piel carbonizada por el sol camina cansinamente por la vereda y me acerco cauteloso.

-Disculpe Señor, no sé si es correcta la dirección –le muestro la tarjeta.
-Allá –señala con un dedo roñoso.
-¿Allá? ¿Ese lugar donde parece que estuvieran probando bombas atómicas?
-Allá –repite y se mete el dedo en la nariz y comienza a escarbar con ahínco, como si buscara petróleo.

Entre esa escena, y el desastre termonuclear de la región señalada, me decido por la segunda, y me adentro esquivando piedras, gatos muertos, juguetes rotos, pañales usados, soretes de tamaños siderales, preservativos, balas, y distintos objetos que hacen que dude seriamente sobre lograr sobrevivir hasta el día de mañana.
Un tipo, desde atrás, me toca el hombro con el dedo.

-¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!–le grito y le escupo en la cara del cagazo que me hace pegar. Mi corazón parece querer huir del pecho para poder emular a la rana René.

-¡HIJO DE PUTA! ¡Casi me mata de un infarto! –vocifero agitado.
-Disculpe, don. Pensé que me había visto. ¿Busca a la Aldana?

Me tranquilizo un poco.

-Sí –le respondo mientras mi respiración se normaliza lentamente.
-Aquella casa, don –me señala.

Ingreso a la misma por una especie de puerta piramidal. Adentro un intenso olor a incienso me recibe junto con una oscuridad total, apenas suavizada con alguna velas de fondo. Me acerco en el mayor de los silencios y me vuelven a tocar el hombro.

-¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!–vuelvo a gritar esta vez con un timbre de voz demasiado fino para mi gusto. Me doy vuelta y me encuentro otra vez con el mismo tipo que me había asustado hace minutos.

-Pero la remil... ¿Usted está empecinado en matarme?
-Allá don –me dice como si nada.

Me señala una puerta cubierta por una cortina roja. A medida que me acerco, un tufo a ... a... no sé, perfume berreta mezclado con bosta, empieza a invadir mi cabeza. Escondida tras una mesa, sentada, la bruja Aldana me saluda.

-Iluminado seas tu, hijo mío –me dice.
-Ojalá –le respondo – porque no se ve un porongo, señora. Estuve a punto de hacerme percha como siete veces antes de entrar acá ¿No puede encender las luces?
-Sólo las velas de los espíritus pueden presenciar este momento. Tome asiento por favor.

Me siento en un banquito alto que hay frente a la bruja y cuando voy a hablar, me interrumpe.

-No diga nada, no hable. Deje que sea yo quién lo diga todo. Usted viene porque necesita mis servicios.
-¡Ah! Usted es realmente buena –le replico sarcásticamente.
-No interrumpa. No he terminado. Usted quiere conseguir pareja.
-No.
-Recuperar su trabajo.
-No.
-Que su esposa vuelva.
-Sí.
-Justamente, a eso iba. Usted necesita que su esposa vuelva, y por eso está aquí. Aldana puede ayudarlo.
-¿Usted no es Aldana?
-Así es.
-¿Y por qué habla en tercera persona? ¿Se cree Maradona?

La bruja me mira fastidiosa.

-Las maneras y las formas, poco importan señor. Los resultados, en cambio, serán mi lenguaje.
Saca de abajo de la mesa un adorno esotérico extraño, con caras demoníacas grabadas en el mismo, y dos pipas encendidas haciendo equilibrio en el mismo. Lo pone sobre la mesa.

-Fume por favor –me pide.
-No gracias.
-Fume –grita y del susto me pongo la pipa en la boca en segundos. El humo invade mis pulmones y comienzo a pensar en que esto tal vez no fue buena idea.

-¿Cómo se llama? –pregunta
-Guillermo Domínguez.
-No. Usted no. La persona que quiere que vuelva.
-¡Ah.... Mi esposa!. Ana. Ana Fernández. Pero le decimos Anita, sabe. Es porque es petisa.
-Aldana utilizará Candomblé, Umbanda, Vudú, Santería, Alta Magia para que su Ana vuelva con ud. Su ser amado jamás podrá escapar nuevamente.
-Bueno, tampoco lo que se dice jamás. Jamás es una palabra muy determinante. Jamás. Jamás. Suena muy fuerte, muy violenta. Si quiere salir no me molesta, de vez en cuando. A veces. Más cuando voy a ver a Racing, no me gustaría que Ana venga conmigo. Mucho macho ahí, empiezan a mirar a la mina, y se arma quilombo. Con un ratito me basta, eh. Che, qué buena está esta pipa, ¿qué tiene?
-Hierba poderosa. Hierba de los espíritus.
-Que lo parió, está buena che. ¿Dónde se vende?
-Aldana no vende hierba. Ser magia poderosa. Usted deber conseguir ropa interior de su mujer, pelo también. 1 foto de cuando ella estaba enamorada de usted. 5 hojas de menta. 1 cucharada de miel. 3 clavos de olor. 1 cinta verde de 20 cm. Marcador verde. 1 foto de usted. 1 vela rosa. Fósforos (nada de encendedor) y 1 aguja de cocer con hijo rojo.
-Veo. ¿Se supone que debo recordar todo eso o usted me lo anota? A propósito, apostaba a que iba a tener una bola de cristal. ¿No tiene ninguna?
-Aldana le anota todo. Pero lo primero es lo primero. Escuchar y prestar atención: esto es lo que tiene que hacer...

Horas después, cerca del mediodía, estoy en mi ex casa. Cuando Ana entra me descubre desnudo, vestido con su corpiño negro, mi calzoncillo de los Simpsons y una vela rosa en la mano.

-¡Guillermo! -me grita.
-¡Anita! –le digo mientras sonrío como un estúpido pero no puedo evitarlo por la maldita fumata – Yo sé que te parecerá extraño todo esto, pero tiene una explicación razonable. Muy razonable.

Horas después, cerca de las 17.00 hs, el Tarta viene a sacarme de la comisaría. Sólo me queda desear que aún no haya pasado por casa el médico laboral.

10 mar 2010

Clase 2: Sobre la decepción y los films románticos

Juan Pablo borra la pizarra y escribe lo siguiente:

“Sólo sé que la vida nos enseña a vivir, pues son los golpes y los grandes sufrimientos los que nos harán grandes”.

Y a continuación nos dice:

-A pesar de todas las reglas vistas en la clase 1, uds, de puro pelotudos que son, igualmente van a necesitar chocar con ellas, con lo cual entraremos en la etapa de la decepción. Traten de evitarlo. Olvídense de los putos finales felices de pelis románticas. ¡ESO NO EXISTE! ¿Estás sólo y deprimido? Pues bien, no se va a mudar enfrente de tu departamento justo la mujer de tu vida y te a va a golpear la puerta para pedirte yerba. Repito: ¡ESO NO EXISTE! ¿Hay una mujer que te vuelve loco? En tu caso, Guille, esa tal Silvia de tu trabajo. Bueno, en las películas ella está secretamente enamorada de vos, pero piensa que vos no de ella. Y viceversa. Obviamente, al final de la película, descubrirán por la magia del destino que se aman, se casarán, comerán perdices, y vivirán felices para siempre. ¡ESO NO EXISTE! Nunca te va a dar pelota. Tienen que entender eso. ¿Son de mundos distintos? En una peli se van a conocer porque chocan con los autos, se encuentran en la cola de un banco, discuten, lo que sea... y después se van a enamorar. ¡Ja! ¡ESO NO EXISTE! Tarta, vas a pensar: “no le va a importar que sea tartamudo”, me vas a decir “ella me dijo que se fija en otra cosa, en otros valores, admiración, y bla bla bla”... MENTIRA. Claro que le va a importar que seas tartamudo, y va a pensar: “qué dirán cuando me van con este tipo, o cuando tenga que entablar diálogo y se trabe”, y etc etc. Y esto sucederá mucho más seguido si sus candidatas están por encima de los valores que ya les asigné a ustedes.

El profe hace una pausa para tomar su whisky nocturno, y continúa:

-Recordemos. Guille, vos sos un 6. Así que te pido que dibujes un 6 grandote en tu cuaderno, dobles la hojita en dos, y lo pongas adelante tuyo. Eso. Así. Muy bien. Y vos Tarta, hacé lo mismo pero un 3. Eso. Excelente. Se tienen que grabar esos números, ¿entienden? Y cuánto más presente los tengan, menos decepciones tendrán. Sé que lo van a intentar. Se van a enamorar de números más grandes (o lo que yo llamo secuencia de embobamiento). Se van a encaprichar con alguien. NO PIERDAN TIEMPO. La ley del embudo NO EXISTE. La más linda no está con el más pelotudo. NUNCA. Eso sólo lo decimos cuando la envidia nos carcome. La más linda está con el más lindo. Siempre. Y sino, con el que más guita tiene. Jamás le van a dar una oportunidad. No se gasten.

Otro sorbito de Whisky.

-Guille, para empezar, vas a escribir en el cuaderno: “debo olvidarme de Silvia”.
-Pero ... –intento defenderme.
-¡Pero NADA! –grita como loco – Escribí y callate. Después hacé lo que carajo quieras, pero escribilo, es un ejercicio. Y vos Tarta, vas a escribir: “debo olvidarme de Fernanda”.
-Pepe pepe...
-Pepe NADA. Escribí ganso. Sólo la viste 4 veces en tu vida, y seguís estúpido por esa mina.
-Pepe pepe...
-Pepe NADA, te dije. La misma mina te dijo que vayas a un psicólogo, tarado. Tienen que entender. Ambos DEBEN entender. Para nuestra sociedad, lo raro, justamente, es mal interpretar un beso, una caricia, o una encamada. No confundan eso con sentimientos reales. Ustedes entran en la etapa de enamoramiento, y lo que necesitan es práctica, darse cuenta que a veces son sólo una experiencia, nada más. Y sacarse el embobamiento de encima. Dejen de entregarse en cuerpo y alma como zapallos. Vayan con cuidado. No bajen la guardia. Levanten un muro a su alrededor así nadie les va a romper las pelotas, porque tienen que entender algo, una regla de oro:

“Todas las minas son jodidas”

-Así, como lo escuchan. Hay distintos niveles, obviamente. Está la “jodida sensual”, la que muestra sus rasgos físicos con un cartelito de “soy toda tuya” pero ay de que quieras ponerle una mano encima. La “jodida porque sí”, que te rompe las bolas sólo porque le gusta”. La “Jodida vaca”, es MU MU MUY jodida. La “jodida enamorada” esa con la cual no querés saber nada, y te sigue a todas partes, jodiendo todas tus posibilidades de levantarte a otras minas. La “jodida T Usa”, la que sólo quiere salir con vos para que le pagues el almuerzo, la cena, el cine, su ropa, le compres regalos, pero a la hora de ir a la cama, vendrán los dolores de cabeza, la menstruación mágica sin toallitas, o un llamado y un compromiso de última hora. La “Jodida de mi ex” y, obviamente, “La jodida con el ex” que sólo te va a utilizar como una oreja gigante y poder volcar todas sus frustraciones vividas con su ex al que “ya olvidó y superó” sólo en su imaginación. Y no nos olvidemos a la risueña “JO JO JO jo dida” que se caga de risa al joderte constantemente.

-Señores, cómo verán, nos enfrentamos a un enemigo terrible. No podemos vivir sin las mujeres, es una triste realidad, sabemos que nos carcomerán el alma, y a pesar de ello, las vamos a buscar. Me hace acordar a la película Alien, cuando van a cazar al bicho sabiendo que los va a matar a todos, y que están en desventaja. Es así, señores. Los niveles de “jodidez” seguirán apareciendo, las clasificaciones son dinámicas e interminables. Ustedes mismos, con sus aventuras, encontrarán nuevos parámetros que agregar. Pero tienen las armas, están listos, y unidos no nos vencerán. Haremos nuestro propio camino, nadie nos dictará qué hacer, ni cómo, ni cuándo. ¿Qué somos?

-¡Hombres! –gritamos con el tarta, aunque el tarta se queda más tiempo con el “hom” como si estuviera meditando.

-¿Qué somos? –vuelve a gritar Juan Pablo.

-¡Hombres! – volvemos a gritar.

-Eso, hombres, machos. Y por eso vamos a ...

La musiquita del celular de Juan Pablo lo interrumpe. Atiende el teléfono.

-Hola Bichi, ¿cómo estás?.... Acá, con unos amigos.... No, mi amor, no estoy haciendo nada... ¿Ahora? ¿Dónde estás?.... ¿¿¿Dónde???.. Ajá, Panamericana hasta... ¿Qué kilómetro?... ¿Qué hacés a esta hora ahí?... No, todo bien, no tengo problemas. Ya salgo a buscarte. Besitos. Sí, sí, yo también. Besitos, besitos.

Corta y nos mira serio. Su voz que hasta hace un minuto era finita como la de una mina, cambia nuevamente a la voz de profesor.

-Muchachos, me tengo que ir. Un imprevisto. Mañana seguimos. Pero recuerden... Somos hombres... somos machos.

Se va y nos deja solos en su casa. El tarta me mira y dice:

-Queque popopo llelle rudododo hihi jojojo de pupu ta.

9 mar 2010

Clase 1

El lugar: bulín de Juan Pablo. Hora: las 21.00. El decorado: Living. Una pizarra blanca, unos puff re fiacas (a mí me toca el que tiene forma de dado, un cuadrado incómodo que no se termina de adaptar a mi lindo culo. Y para que rime, me siento sobre el “uno”), una luz amarilla fuerte que lastima, otra luz roja y sensación de telo. Sobre una silla se ven algunos calzoncillos sucios de Juan Pablo tirados a la espera que alguien se apiade, o los lave, o los queme. De fondo suena música de Air Supply: All out of love.
Allí nos encontramos para la clase, la primera de ellas. El Tarta se hace presente tratando de eludir su condición de eterno soltero.
Juan Pablo se para al lado de la pizarra y escribe “Leyes de Murphy” y nos pregunta:

-¿Saben que es esto?
-¿Vamos a estudiar legislación o me vas a enseñar como conquistar mujeres? –le pregunto mientras junto mis cinco dedos punta pa arriba, y muevo la mano en señal de “qué carajo estás diciendo”.

Juan Pablo aprovecha el gesto manual, y me pega un reglazo en la puntita de los dedos.

-Auchhhh –grito de dolor.
-Silencio alumno –Me responde- No sea irrespetuoso. El señor Murphy nos enseña que “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Vos, Guille, que sos de Racing, seguramente estarás familiarizado con el concepto que expreso. Básicamente hablamos de enfatizar lo negativo, ver el vaso medio vacío, habituarnos al fracaso. Una vez que aceptemos esto, podemos salir airosos de muchísimas decepciones que seguramente se presentarán en el largo camino de la conquista. Especialmente Uds, que son un par de perdedores.
-O o o o o ooooo okay –dice el Tarta, y el muy estúpido levanta el pulgar para acompañar la expresión, y Juan Pablo aprovecha a dar otro reglazo.

-Silencio –vuelve a reclamar el profesor– No interrumpan mi inspiración.

Juan Pablo se sienta y abre un librito. El Tarta y yo nos acomodamos en los puff en el mayor de los silencios, y esperamos ansiosos las verdades del filósofo Juan Pablo I para inaugurar nuestros cuadernos.

-Estimados alumnos. Paso a leerles, así que tomen nota:

Ley 1: Si encuentras a la mujer de tus sueños, al despertarte, desaparecerá. A mí me pasó con Gabita, ¿recuerdan? -aclara Juan Pablo.

Ley 2: Si las persigues, se escapan, si escapas no te persiguen, te piensan gay.

Ley 3: Nunca podrás entender a las mujeres, son emocionalmente mutantes.

Ley 4: El amor de una mujer es permanente, mientras dura

Ley 5: Ninguna chica “fácil” es tan fácil como te parece.

Ley 6: Cuando más “fácil” sea, más te complicará la vida.

Ley 7: Si es demasiado “fácil”, no te agradará haberla conseguido.

Ley 8: Ninguna difícil es tan difícil como crees, será mucho más difícil.

Ley 9: Cuando por casualidad, logres el asentimiento de una muy difícil, te parecerá una ”fácil” disfrazada de difícil.

Ley 10: Todas las difíciles, cuando más valores tengan, más las considerarás histéricas.

Ley 11: Si una considerada difícil por los demás hombres, se te entrega, automáticamente la considerarás “fácil”.

Ley 12: Todas las que consigues llevarlas a la cama te parecerán “fáciles”, así sean monjas de clausura.

Ley 13: Todas las mujeres que te superen en inteligencia, cultura y posición social, son histéricas, aún en el muy hipotético caso de que se enamoren de ti.

Ley 14: Si en un grupo de muchas chicas, te gustan la mitad. La mitad que gustará de ti, será justamente la que no te gusta..

Ley 15: Si en vez de buscar pareja, cansado de fracasos, dejas que ellas se te acerquen, se te alejarán más.

Ley 16: Cuando cansados de estar sin pareja, ni bien, aceptas a una “peor es nada”, la que te gustaba por sobre todas las cosas, y no te miraba mal, te verá con ella y te despreciará para siempre.

Ley 17: Nada hay más atractivo que un gran escote, en una mujer muy pechugona, si no es tu pareja.

Ley 18: Cada “conquista” de una mujer valiosa, la considerarás una derrota tuya al poco tiempo. Tendrás miedo de perderla y te pondrás celoso.

Ley 19: Cuando más tonta es una mujer hermosa, menos posibilidades tienes que se enamore de ti.

Ley 20: Cuando más buena y dulce es una mujer que te vuelve loco, se enamorará en forma total de tu mejor amigo. Y él la despreciará. Y tú morirás de dolor.

Ley 21: Disfruta al máximo de tus parejas, mañana ella o tú mirarán a otra persona.

Ley 22: Si buscas una virgen, de más de 25, la encontrarás en una demasiado histérica que nadie antes quiso.

Ley 23: Si crees que ella te puede llegar a ser infiel, ya es tarde, ella ya te fue infiel.

Ley 24: Si conquistas a una que no te interesa ni un poco, por un accidente, ella quedará embarazada de ti.

Ley 25: La chica maravillosa, que siempre soñaste existe, es la mujer de tu mejor amigo.

Ley 26: La chica maravillosa, que siempre soñaste existe, es la mujer de tu mejor amigo. Y ella se enamorará de ti, y tú no te animarás a avanzar.

Ley 27: La chica maravillosa, que siempre soñaste existe, es la mujer de tu mejor amigo, y luego de que tú la rechazaste, ellos se separarán.

Ley 28: La chica maravillosa, que siempre soñaste existe, es la mujer de tu mejor amigo, y se insinuará a ti. Y luego de que tú la rechazaste, ellos se separarán, y al mes siguiente, ella estará en los brazos del tipo más infame que conoces.

Ley 29: Hay 3 clases de mujeres, las muy hermosas, que te vuelven loco, las normales, y las que te tocan a ti, que te vuelven loco.

Ley 30: Ellas siempre te eligen, porque no pudieron conseguir a otro mucho mejor.

Ley 31: Las mujeres tontas no te convienen. A las muy inteligentes, no les convienes tú.

Ley 32: No importa como sea tu compañera, a tu madre no le gustará, y eso será recíproco.

- Una vez aceptadas estas leyes extraídas de varios blogs, y las que seguiremos escribiendo día a día, acumulando fracasos y derrotas, podemos pasar al siguiente concepto. Y para ello mencionaremos al famoso Dr. House.
- House nos dice que tanto los hombres como las mujeres se califican numéricamente, de 1 a 10. Siendo un 10 en la escala de mujeres, Angelina Jolie por ejemplo, o Megan Fox. Y el 1, para entender los extremos, podemos mencionar a la punk gordita con la que salió el Tarta durante 3 días. Un 10 en la escala de hombres podemos pensar en un George Clooney o un Brad Pitt, y el 1 podría ser... bueno, no sé, Michael Jackson, Danny DeVito, ustedes tendrán sus candidatos.
-Lo importante aquí son las combinaciones. Un 10 nunca saldrá con un 6, y deberá hacer mucho esfuerzo para hacerlo con un 7. Un 8 será algo menos díficil. Y lo ideal será siempre un 9 o un 10.
-Las combinaciones son más posibles cuando más bajo caemos en la escala. Un 6 puede salir con un 3. Incluso con un 1, cuando su estima está muy por el piso. Para las calificaciones, señores, los valores estéticos varían mucho. Pero deben tener en cuenta:

-La mujer se fijará qué tan lindos son. Aquí ya corremos en desventaja. Guille a vos te doy un 6, con toda la furia. Tarta, podríamos mantener un 5, pero bueno, nuestra querida sociedad ya sabemos que te juzgará en demasía por el tartamudeo, con lo cual caemos a un 3.
-¿Cuánto guita tienen?. Aquí muchachos, están jugados los dos.
-¿Tienen auto? ¿Qué tipo de auto?
-¿Profesión? ¿Empleados cualunques o existosos abogados, médicos, o profesionales?
-En base a estos valores, podemos decir que... ¿Qué pasa Tarta?

-¿Pupu pupu puedo hablar? -levanta la mano el Tarta.

-A ver alumno. Pregunte.

-Aaaaa yuyu da queque uuuuno sesese a bububu e nonono?

Juan Pablo amaga con pegarle un reglazo, pero el Tarta, rápido de reflejos, pega un salto y se esconde bajo el Puff.

-Le contesto alumno -dice resignado el profe- Eso es un mito. Si quieren el éxito, deben entender que las mujeres quieren todo lo que ya les expliqué. Si son buenos, o malos, sólo será una ecuación a tener en cuenta en el futuro, y es lo que determinará si la relación durará o no. Eso, y que sean muy buenos en la cama, obviamente. Y dado que es un concepto a futuro, no lo tendremos en cuenta en este momento de la clase. Resumiendo, ustedes pueden aspirar a... Guillermo, tu escala estará entre un 1 y un 5. Un 6 con mucha suerte. Tarta, vamos a tener que movernos entre el 1 y el 3. Una vez que acepten esto, y las reglas mencionadas, triunfaremos.


Cuando terminen de llorar, entonces, comenzaremos con la lección 2.

8 mar 2010

Cena con amigos, enemigos y los espacios vacíos (Parte 2)

Es el momento central de la comida. Y la carne hace su ingreso. Vacío, Asado, Costilla, Lechón, Pollo, costilla de cerdo. Más ensalada, papas, achura. Las sillas rechinan alejándose de la mesa por el reclamo de las panzas, que comienzan a apretujarse contra los bordes.

-Estoy que exploto –comenta Miguel.
-Pero igual seguís comiendo! –exclama Tapón.
-Como un lele le le lechón –apoya el Tarta.
-Yo no entiendo con todo lo que comés, ¿para qué corno te pedís Coca Light? –analiza Tapón.
-Muchachos, no nos desviemos del tema principal –se escapa Miguel –La separación de Guille.
-Cierto –dice Juan Pablo y agrega: -Bienvenido al club de los divorciados. Bienvenido a la vida!
-Yo no estoy divorciado –le respondo enojado.
-Es lo mismo, pelotudo –replica Juan Pablo.
-¿Qué vas a hacer ahora? –pregunta Daniel.

Y sigue un rumor de voces con interrogatorios y sugerencias que magnifican la sensación de ahogo y ganas de vomitar generada por el atracón

-¿Te vas a mudar, no?
-No, te conviene seguir con tus viejos así ahorrás guita.
-Vol vovovo vol vé con A aaaa ninini ta.
-Cambiá el auto.
-Yo tengo una amiga para presentarte.
-No, dejalo que siga solo y tranquilo.
-¿Y cuándo va a coger?
-A Ernesto tenés que cagarlo a trompadas.
-Cambiate de cuadro, se van a ir a la B.
-Alquilá ya.

Mi grito de “Basta” retumba incluso a varios kilómetros del restaurant. Mis amigos se quedan mudos e inmóviles, salvo Miguel que sigue comiendo como si nada hubiera pasado.

-Te queremo ayudar, zapallo –se atreve a romper el silencio Daniel.
-Y lo mejor para eso –continúa la idea Juan Pablo- es que te empieces a olvidar de Ana. Ergo: minas
-Eso, minas –Repite Tapón.
-Mimimimi nas –se excita el Tarta.
-Y para ello, qué mejor que mis consejos, papá –Se levanta Juan Pablo- ¿quién mejor que yo? Winner total, Master of de Universe, el Isidoro Cañones hecho piel y huesos.
-Que pepe, que pepe, que pepe lotudo –dice el tarta.
-Pelotudo, pero cierto. Es el que tiene más experiencia –afirma Tapón.
-Yoyo yoyo tatatam bién salí con con mumumu chas chichi chichi cas.
-Dejate de joder, Tarta –le reclama Daniel enojado.- Si nunca tuviste una relación seria.
-También cierto –dice Tapón- las espantabas porque creían que las querías embarazar a la primera salida.
-No entiendo –dice Miguel.
-Claro, el boludo les pedía un beso. Y empezaba: quiero un bebe quiero un bebe... hasta que salía “beso” la mina ya estaba a una cuadra.

Nos reímos hasta llorar por un buen rato.

-Lo cierto es, mi estimado amigo –Juan Pablo me abraza- que comienza una nueva etapa en tu vida. Y de ahora en más, lo importante será “Cómo conseguir pareja” o en su defecto, como pasarla bomba. Y yo seré tu profesor. Mañana comenzaremos con las clases y los trabajos de campo.
-Muy bien –contesto yo renovado de bríos – Será hasta mañana entonces.
-Mujeres ...¡Allá vamos! –grita Juan Pablo y las copas de todos se chocan en un brindis simbólico. El estruendo resuena como una campana de largada.

6 mar 2010

Cena con amigos, enemigos y los espacios vacíos

Terminada la jornada laboral y la maratónica vuelta en subte, llego con las intención de pegarme una ducha refrescante.

-¿Cómo te fue, nene? –pregunta mi viejo apenas entro.
-Bien –le contesto mientras me saco la camisa y me dirijo al baño.
-¿Y cuándo te mudás? –insiste con el interrogatorio.

Pero me hago el sordo, y mientras me saco el pantalón ingreso al baño. Inmediatamente descubro a mi vieja desnuda relajada en la bañadera con un artefacto eléctrico extraño en sus manos.

- Nene –me grita

Me tapo los ojos con las manos inmediatamente.

-¡Mamááá, por Dios! Cerrá la puerta con llave.
-Es que tu padre siempre golpea antes de entrar. Todavía no me acostumbro a que estés con nosotros.
-Mamá, la imagen no se me va a ir nunca de mi mente. ¿Entendés? Creo que voy a gastar fortunas en un psicólogo a partir de ahora. Siento como si el cerebro me explotara.
-Bueno, nene, no es para tanto. Cerrá que entra fresquito. A propósito... ¿cuándo te mudás?

Tampoco contesto. Cierro la puerta mientras intento convencerme que lo que vi lo olvidaré fácilmente en... 2 o 3 ... siglos a lo sumo. Como la imagen está asociada al baño, descubro que me es imposible ingresar allí, con lo que agarro un bolso y me hago una escapada a lo de Juan Pablo. Cortés como siempre, me brinda su baño y la hospitalidad habitual.

-¡Qué rompe bolas, che! Bañate rápido que me estaba por afeitar. No me uses el jabón con perfume importado, que es para ocasiones especiales. Y el shampú tratante, tampoco. Usá el común, que está en el jarrito con un oso azul.
-¿Qué hago con la revista porno que está en el baño?
-No es porno. Tiene muchos artículos interesantes.
-Seeeee. Seguro.
-Bueno, dejá de romper las bolas y bañate de una vez, que los chicos nos esperan. ¡Y no me mojes la revista!
Minutos después nos encontramos con los muchachos en la parrilla libre de siempre, pero no están los de siempre.

Vino Tapón. Amigo de papi fútbol. Hincha furioso de Chacarita. Casado, con 4 pibes.
Vino Daniel, el uruguayo. Casado. Con 2 nenes de distinto matrimonio. Hincha de Independiente. Enyesado, por el “accidente” en el partido del domingo.
Miguel, el pelado, también está entre los integrantes de la mesa. Juntado con Inés (amiga de Ana, mi ex). Fanático de Boca. Enfermo diría.
Juan Pablo. Divorciado. Galán y eterno pendejo, a pesar de sus 37 años. Hincha de Vélez, pero sobre todo, hincha... pelotas. Cambia más rápido de pareja que de calzoncillo.
José. El tarta. Hincha de Nueva Chicago. Jamás se le conoció novia. Y muchas veces sospechado por su dudosa sexualidad.
Ausentes: Ernesto, quien por razones obvias (se encama con mi jermu) no se hizo presente. Y Javier, novio de la hermana de Ana, el cual, indudablemente, sentó una postura sobre la separación.

El mozo se acerca a la mesa y le pedimos mesuradamente como acostumbramos.

-Traenos 14 provoletas, achuras, mollejas sobre todo. 4 porciones de papas fritas. Ensalada de Tomate y lechuga, vino tinto de la casa.
-También de zanahoria.
-Otra sólo de lechuga por favor.
-Tres – cer –cer ve ve zas .
-Coca Light yo.
-Soda para el vino si puede ser.
-En vez de provoleta para mí, traeme dos empanaditas de carne. O sea serían solo 12 provoletas.
-Hielo, no te olvides del hielo.
-Y el pan. Si puede ser pan negro también.
-A mí traeme un pedacito de pollo.
-Li – li – li –li món.
-Eso, limón, pero ¿lo podés cortar a la mitad? Así no se desaprovecha.
-6 chorizos también, y 2 morcillas.
-Que la ensalada de zanahoria sea mejor con huevo, ¿sí? Pero ponele vinagre de vino, si hay sólo de manzana traeme puré entonces.
-Yo no quiero morcilla.
-No te pedí a vos, pedí lo de siempre.
-La morcilla era para Ernesto y no vino.
-Bueno, trae una sola morcilla.

El mozo se va sollozando. Juan Pablo le grita:

-Y el hielo, no te olvides del hielo –nos mira a nosotros y continúa– siempre nos toca este mozo pelotudo, que se olvida de todo. No sé porqué carajo no presta atención.
-Bueno, henos aquí –Exhala Tapón.
-Finalmente –completa Miguel.
-Fi fi fi nal nal men men men te – Repite el tarta.
-Contá conchudo –me dice el uruguayo. – Me banqué que me rompa la pata por tu calentura. Me lo merezco, listo, pero contá como estás nene.
-¿Cómo querés que esté, boludo? Para el orto estoy.
-Pero si vos te querías separar –dice decidido Juan Pablo
-Sí, pero una cosa es que yo lo quiera, y una muy distinta que lo quiera ella.
-Olvidate ahora. Ya está. Si siempre te quejaba de la bruja. –dictamina Daniel
-La extraño

Llega el mozo

-¿Les sirvo, señores? –pregunta
-A veces–le contesta Tapón
-Lo mismo me decía Inés –afirma Miguel.
-Digo si les sirvo la comida señores –gruñe el mozo.
-¡Ah!, sí, sí – afirma Tapón.

Una vez hace ingreso el morfi, se sucede el mejor momento de la cena, que es cuando "no hablamos". Es comida libre, así que tratamos de que nuestro dinero gastado valga la pena, entonces se sucede una especie de competición para ver quién puede ingresar más comestibles por la boca. No importa el orden, ni las combinaciones. Con lo cual se puede ver al dolape tragando un chorizo mientras mastica la provoleta, a Juan Pablo metiendo una cantidad de papas fritas en su boca que apenas logra respirar bien por la nariz. El uruguayo y el tarta se pelean para mojar el pan en el jugo de las ensaladas. Una hecatombe comestible si las hay.

-Pa –pa –pa sa sa sa me la la sal –dice el Tarta
-Pensé que había venido tu viejo con lo de tantos pa.
-Eso me hace acordar cuando veníamo de Santa Teresita –comenta el uruguayo y pensábamo que el boludo se estaba riendo. ¿Te acordás, Guille?
-¡Cómo olvidarlo!
-¡Che! –se enoja Miguel – Yo no sé la anécdota. Cuenten.
-Fue en el verano del 2007 creo. Veníamo Guillermo, Javier, el Tarta y yo cada uno en su moto. Y cuando estábamo a 60 o 59 kilómetros de llegar el tarta se empieza a reír a full.
-¿Y eso? ¿Qué tiene de gracioso? –Pregunta Miguel
-Es que el tarado empezó con el jajaja jajaja y estuvo así como kilómetro y medio.
-Sigo sin entender –replica furioso Miguel
-El boludo no podía terminar la frase... decía jaja jaja jaja jaja vi vi er er se hi hi hi zo mi mi mi erda con la mo mo mo to.

4 mar 2010

Técnicas de rascado y acomodamiento. Ah, y Silvia

Cuando llego a la oficina, me espera en la puerta el jefe de personal, con cara de bulldog.

-Casi dos horas tarde, Domínguez -me dice.
-Deje que le explique, Sr. Arizmendi.
-No me explique nada Domínguez. Vaya a trabajar de una vez. Y despídase del presentismo.
-Pero...
-Pero nada. Y buenos días.

Tipo jodido si los hay. Ya nadie lo banca. Él dice que habla en honor de la equidad y la justicia. Justicia estaaa. Todos los meses me saca el presentismo y me hace percha la posibilidad de llegar tranquilo a fin de mes..
Más allá de bancar a este tipo, por suerte el laburo es tranquilo. Hago diseño desde los 17 años. Hacer diseño en trabajar durante unas dos o tres horitas, y luego rascarse durante cinco horas. No es fácil... el tema de rascarse, digo. Hay que saber dónde. Hay que saber cuándo. Porque a uno lo pueden estar vigilando, y no es conveniente eso. Más cuando te mira una mujer. Queda feíto. Especialmente Silvia. ¡Qué buena está Silvia! Decí que estoy casado, si no le hubiera dicho algo. Aunque tiene 8 años menos que yo. ¿O serán 10? Qué buena está la pendeja. Cómo le daría.
Pero no puedo meterle los cuernos a Ana. ¿O sí? La muy conchuda me engañó. Sí puedo. ¿Y si se arrepiente después? No, que se va a arrepentir. ¿O sí?

Pero volviendo a lo de rascarse, hay varias técnicas. Siempre depende de si lo que uno busca es rascarse o acomodárselas. ¿Es la pelota derecha o la izquierda? ¿Ambas? Más que nada, porque no es lo mismo utilizar la mano diestra que la otra.
La mejor hora es la del almuerzo. Silvia no está. Y tampoco Esteban. Yo salgo después, entonces no hay que disimular en la soledad de la oficina. Incluso tengo un lápiz con el largo exacto. Abro el cierre y froto con la parte de la goma. Llega justito. Si está irritado, conviene utilizar la birome con la tapa. Una BIC. Las otras no me gustan. Lo peligroso es cuando se engancha algún pelito en la tapa, y duele como la puta madre.
Si la cosa está muy demandante, lo mejor es la mano en posición de garra y le entro a dar con furia. Todo esto obviamente en plena soledad.
La cosa se complica cuando llega Silvia y Esteban. El escritorio tapa mucho de los movimientos pero lo más difícil es disimular la cara de placer mientras uno se frota. Hay que poner cara de nada, o de pensativo, como si estuviera planificando el diseño en la pantalla.
Ahora bien, el proceso de acomodamiento es otra cosa, una ciencia compleja. En una reunión, por ejemplo. El calzoncillo aprisiona el huevo derecho. Uno puede empezar a moverse (Técnica del desplazamiento de bolsas por la acción ondulante del cuerpo) de un lado para el otro, como si una mosca hubiera entrado por la camisa. Levantando la pierna derecha (en el caso en cuestión) con la suficiente práctica, sin uso de las manos, todo puede volver a su sitio.
El asunto puede estar más embrollada aún. Entiéndase bien el término. Entonces se aplica un movimiento rápido (Técnica David Copperfield del dedo índice) tocando el punto exacto del desplazamiento del escroto. Ojo. Es realmente peligroso. Porque es un toque punzante y fuerte, si se aplica en el lugar incorrecto, puede originar un dolor agudo, malestar de panza, retorcijones e incluso algún grito que expondrá la maniobra a la luz. Y como vampiro, sería terrible quemo. Fundamental, tener las uñas cortas. Este movimiento está prohibido para los guitarristas.
La última maniobra, y que depende en gran medida de la astucia de uno, es la artimaña de la distracción (Técnica del mirá eso). Hay que aprovechar los ruidos de la oficina, los periféricos, los compañeros que pasan, las luces, todo aquello que pueda desviar la mirada por unos segundos... segundos que deberán ser usufructuados al máximo para acomodar debidamente los elementos amorfos.

Silvia me ve pensativo y se me acerca. Y cuando Silvia se acerca empiezo a transpirar. Se me acelera el corazón. Y la transpiración es otro elemento a tener en cuenta en las técnicas ya descriptas. Porque es estos casos, las alforjas se pegan con ganas a la piel, y cualquier mal movimiento, puede ser el último.
Me habla y yo no puedo dejar de mirarle las tetas, el escote terrible que lleva. O las piernas cuando viene en pollera. Creo que ella sospecha que me vuelve loquito. Y juega con eso. Así son las minas. Jodidas. Y si me animara a tirarle los galgos, me sacaría cagando. Seguro. Igual, en la cabeza me retumba la frase “donde se come no se caga”, y justamente, esa frase es una cagada. Aunque me da la excusa para no trasmitirle mis sentimientos. Porque incluso, me cuesta conversar con ella de laburo. Me pone nervioso. Las palabras no son fluídas, no puedo conectarlas bien, y las frases me salen como a Tarzán. Le digo, “yo querer”, o “sí” o “no”. Trato de no hablar mucho porque sé que empiezo a decir boludeces. Pero es inevitable la conversación.

-Guille –me dice - ¿Cómo vas con el logo que nos pidieron de Arthur & Cía? Deberíamos subirlo a la web con el diseño renovado que aprobaron ayer.
-Sí –le digo.
-¿Sí qué? – y se inclina, me acerca la cara, y se ve todoooo, Dios mío, tengo que tranquilizarme ya.
-Sí, subir más tarde –contesto.
-No, tenemos que subirlo ahora Guille. El cliente lo quiere ver On Line, que tiene una presentación en media hora. ¿Vas a poder llegar?

Dios mío

-Guille, te puedo ayudar a llegar si querés

Dios, Dios, Dios mío. Dios míoooo.

-¿Te ayudo ahora?

-¡Silvia! –le grito desesperado – ¡Mirá eso, no te lo pierdas! Y aplico la técnica 3.

3 mar 2010

Rumbo al trabajo

A las 6 de la mañana me levanta papá. Me dice algo así como “ya es hora de que vayas buscando dónde alquilar” luego de pisarme nuevamente. Niego con la cabeza, y afirmo a la vez que seguramente volveré con Ana en poco tiempo... aunque no hay mensajes en el celular.
Me levanto en medias y camino al baño para hacer 1 y 2, y piso un recuerdo de
Baboso en el camino. “Perro del orto” pienso. Y se me van las ganas de hacer 2.
Ya en el baño, el cepillo de dientes por otro lado, no aparece.

-Máaaaaaa, ¿dónde está el cepillo?
-¿Qué cepillo, nene?
-El de dientes, mamááá.
-¿Uno celeste?
-Sí
-¿Con mango verde?
-Sí.
-Ah, no sabía que era el tuyo. Lo estaba usando desde el jueves para limpiar mis dientes postizos. Fijate en el primer cajón.

No sin antes vomitar durante unos cinco minutos, ingreso en la ducha. No hay jabón. El agua sale fría. No anda el bendito calefón. Al menos es verano. Pero el agua a esta hora es como un rolito.
Encuentro una camisa arrugada en el garaje entre todos los bolsos y una corbata que no pega para nada. Pero es lo que hay dada la urgencia. El café está frío cuando termino de prepararme.
Corro para llegar a horario al subte. Siempre espero hasta el último minuto. Pero la tarjeta ya no tiene carga, así que me pongo en la cola, en la terribleeee cola. Ahora bien, ¿por qué será que siempre la otra cola es la que va más rápida? ¿Puede ser que siempre me pase lo mismo?
La señora de adelante al llegar al cajero comienza a discutir. Algo relacionado con un pase para discapacitados. La discusión deriva en gritos e insultos. Finalmente, se rinde y se va.

-Dos viajes –le digo a la señorita que me atiende y le extiendo un billete de $50.
-Disculpe, no hay cambio –me contesta con cara de nada.

Trato de mantener la calma

-¿Y cómo hacemos? –replico buscando una solución pacífica.
-Traiga cambio, o compre más viajes –y sigue con la cara de nada.
-¿Y dónde quiere que consiga cambio a esta hora, señorita?
-Señora.
-Bueno, señora. Lo que sea. ¿Dónde consigo cambio?
-No sé, señor. Pero me está demorando la colita. Por favor, si se pone a un costadito, o va a la cajita de al lado.
-Necesito llegar al trabajo. Me sacan el presentismo.
-Señor, ¿qué dice el cartelito?
-¿Qué cartelito?
-Este cartelito, señor. El que está arriba del agujerito. El chiquitito.
-¿Este?
-Ese mismito.
-¿Puede dejar de hablar con ese maldito diminutivo en todas las palabritas que menciona, señorita?
-Señora.
-Lo que seaaaaa. El cartelito dice que hay que abonar con cambio.
-Así es. Y usted no tiene cambio.
-Me importa tres carajitos no tener cambiecito, a ver si me entendés.

Un oficial se acerca.

-¿Hay algún problema acá?
-Sí, señor –le grito- La señorita...
-¡Señora!
-Lo que seaaaaa. La señora no me quiere cobrar el pasaje.
-¿Tiene cambio? –pregunta el policía
-¿Eh? ¿Si tengo cambio? No, no tengo cambio. Necesito viajar. No tengo cambio.
-Va a necesitar cambio. El cartelito dice que hay que abonar con cambio.
-Eso mismo le decía yo, oficial. Pero el señor no quería entender.
-Pero yo, no tengo cambioooooooo. ¿Y por qué todo el mundo habla con diminutivos?

El policía pone su mano sobre el revólver y me dice en voz pausada

-Señor. Mantenga la calma. Quédese tranquilito. Le voy a pedir que se ponga a un costado.
-No quiero ponerme a un costado. Y no entiendo por qué dice “tranquilito” en lugar de tranquilo. ¿Les pagan por palabra terminada en ita o ito? ¿Por qué no se van todos a una calesita... con la mona Chita y se dejan de romperme las pelotitas... A ver si entiende... ne – ce – si – to via – jar. ¿Clarito no? Terminado en ito, ¿vió? Nece...


En cuestión de segundos, me encuentro en el suelo, con la rodilla del policía clavada en mi cervical, y mi brazo doblado de una manera que creía anatómicamente imposible.
La discusión se resuelve luego de gastar mis $50 en pasajes para todo el mes

Ya en el subte, leo el monitor que anuncia: “Servicio normal, línea B, cada 3 minutos”.
Trato de masajearme el brazo mientras espero... 4 ... 5 ... 10 minutos. Cuando la voz sensual en un parlante anuncia: “Servicio B con demoras, repetimos, servicio B con demoras”.

Saco un cigarrillo y antes de encenderlo, un policía (el mismo que estaba en la caja) me hace señas con el dedito de “no”. Lo tiro al piso, y lo piso. Varias veces. Salto sobre el cigarrillo.
23 minutos después el subte llega y abre sus puertas. Y salen como 3.000.000.000 de personas, de un solo vagón. A la vez que otras 3.000.000.000 (entre las que estoy yo) intentamos entrar. Se escuchan algunas voces.

-Dejan salir primero.
-No empujen.
-No sea bruto.
-Disculpe, no quise tocarla.
-Se me cayó el IPOD.
-¿Este es el que va a Florida?
-Maleducado de mierda
-¿Este el que va a Retiro?
-No, la línea D, señorita.
-¿Quién es el hijo de puta que habló con diminutivos?

Las puertas finalmente se cierran, y logro entrar en el último minuto. No siento el brazo derecho, creo que entre el tirón del policía, y el fisiculturista que tengo al lado presionando sobre el cúbito, tendré que amputármelo. Una embarazada pide el asiento pero es imposible que nos movamos. Entonces comienzan a gritar. Que le den el asiento, que se levanten, y algunos bramidos más. Imposible respirar. El aire comienza a faltar. Un ciego con su bandoleón canta (o intenta hacerlo) a metros mío, mientras intenta movilizarse empujando entre espacios inexistentes. La materia es impenetrable le gritan. Otro, menos piadoso, le reclama “dejá de aullar, burro”. Algún erudito explica que los burros no aúllan, sino que rebuznan. Otro le contesta que en “Los músicos de Bremen” de los hnos Grimm, el burro era un buen músico. “El burro de Shrek tenía linda voz” dice una pelotuda. Alguien le pega al ciego (por suerte) y deja de atormentarnos. Se escucha un ruido sospechoso e inmediatamente un olor nauseabundo inunda el vagón. Un viejo denuncia “alguien se cagó” y el fisiculturista me señala “creo que fue este”. “No, no” niego con la cabeza, pero nadie me escucha entre las puteadas que me empiezan a dedicar. Pasan minutos angustiosos, interminables. Y finalmente el subte arranca. El vidrio de la puerta no está muy limpio, descubro cuando me aplastan la cara contra el mismo. Si alguien mirara de afuera sería como esos Gardfield que van pegados a las parabrisas de los autos. El problema es que justo mi lengua quedó atorada contra el mismo vidrio, y al aplastarse genera algo así como una plastilina roja, grotezca. Una chica cree que le estoy sacando la lengua, y me dice viejo verde. “Es el mismo que se tiró el pedo” dice otra chica cercana a mi. Alguien me está afanando la billetera mientras tanto, pero no puedo impedirlo, porque no descubro donde está mi brazo. Muevo un dedo para identificarlo, pero imposible ubicarlo. A todo esto, mientras alguien me pisa el pie derecho y otro me aplasta los pulmones con un bolso con filos peligrosos, el fisiculturista me toca el culo. “No, no”, le digo pero me sale un “nwok nwok” por la lengua aplastada. Con el rabillo del ojo veo que se sonríe orgásmicamente.
El olor a transpiración mezclado con el gas ya mencionado me empieza a marear. El fisiculturista sigue toquetando. Ya siento como que se formó un vínculo entre nosotros.
La embarazada –nunca sabré cómo- logra sentase. El ciego y el bandoleón están desaparecidos en acción. Algún afortunado descubre un milímetro de espacio y grita de placer. El tiempo parece detenido... No, lo que está detenido es el subte.
“Señores pasajeros, sepan disculpar las molestias. Sufrimos una demora por una manifestación sindical en la estación Dorrego. En minutos retomaremos el viaje”. La señora, el señor, o lo que sea que está a mi derecha, se desmaya sobre mí y me empuja contra el bolso, que termina clavándose al lado del esternón.

-Noiu idoy rinrear –le digo al fisiculturista
-¿Te gusta? –me pregunta con los ojos brillozos.
- nwok, noiu, Noiu idoy rinrearñ –exclamo casi escupiendo sangre.
-¿Qué cosa? –se preocupa y deja de manosearme.
-Creo que dice que no puede respirar –ayuda un tercero, alguien entre la multitud, no descubro quién.

Asiento con la cabeza.
Que se corran, que se corran, comienzan a gritar. Y las voces comienzan a mezclarse nuevamente.

-Se muere
-Alguien que abra una ventana
-Están atoradas
-¿Dónde está la embarazada?
-No puede respirar
-Es el que se tiró el pedo.
-¿Qué hora es?
-No sé, ya no tengo el reloj.
-Acá hay un bandoleón en el suelo.
-¿Este es el que va a Florida?

2 mar 2010

El partido del domingo. Etapa dos: Enojo e ira

Ni tiempo de saludar a los muchachos con un abrazo, ni de putear al uruguayo. Juan Pablo se me acerca con un diario, con semblante de filósofo, y me dice

-Mirá, te leo lo que salió en La Razón: “Científicos de las universidades de Exeter y Liverpool, en Inglaterra, afirmaron que la supervivencia de la especie podría ser la razón por la cual las hembras de muchas especies animales ¬desde insectos a mamíferos¬ se aparean con múltiples machos. Lo hacen a pesar de que la promiscuidad puede tener más riesgos para el animal, según expresaron los investigadores en la revista Current Biology. Las hembras de las especies que tienen múltiples machos se aparean con cualquiera, incluso sus hermanos.”... ¿Y? ¿Qué me decís?

Lo miré con cara de “no entiendo una mierda” y le dije justamente “no entiendo una mierda, ¿qué carajo tomaste?"

-¡No pelotudo! –exclamó enojadísimo- Lo que te quiero advertir es que no es tu culpa. Es un tema científico. Las minas nos cagan porque está en su naturaleza.

-Pero vos sos un boludo importante, Juanpa. ¿De dónde sacás tantas pavadas?

-Está en el diario.

-Que esté escrito, no significa que sea verdad, tarado. Es una falacia muy común.

-¿Qué tiene que ver una farmacia con este tema? Si ni te hablé de los preservativos.

-“FALACIA” burro. “FALACIA”, no Farmacia. Dejalo ahí. Igual hay otra cosa que me preocupa. ¿Cómo carajo te enteraste? Si yo lo descubrí hace poco.

-Dale cornudo, cambiate de una vez que vamo a pisar –grita el uruguayo de fondo

-Y sobre todo –agrego- ¿Cómo lo sabe el uruguayo? ¿Lo saben todos, che?

La cara de Juan Pablo se puso blanca.

-Dale, pelotudo. Contá. ¿Cómo se enteraron?

El uruguayo se acerca corriendo a nuestro lado, y me pega un abrazo.

-¡Hola cornudito lindo! Era hora que te avivara.

-Hola Daniel -le contesto secamente-. Y cortala con lo de “cornudo” que no me hace gracia, pedazo de forro. ¿Cómo te enteraste?

-¿Cómo me enteré de qué? –pregunta el uruguayo

Es Juan Pablo el que le contesta:

-De que Ana se encamó con Ernesto

-¡Ah! Bueno. Saben que me engañó una vez, y encima saben con quién.

-¿Una vez? –pregunta risueño Daniel.

Mi cara se desfigura. Siento que mi ojo derecho se sale de lugar y que las cejas se funden con las córneas, además de emanar un calor intenso por todo el cuerpo.

-Bueno, papá. No te hagá drama –dice el uruguayo, mientras se calza la camiseta de Independiente-. Ya tené que estar acostumbrado a las desgracias. Encima los vacunamo en el clásico. ¡Otra vez!. Bueno, dale. Vamo a jugar.

Y el muy turro se va corriendo. Juanpa me tira la posta.

-Lo sabíamos hace bastante, che. Nos contó Ernesto. Que se estaba curtiendo a tu jermu, que estaba enamorado, pero que no sabía cómo decírtelo.

-¿Pero qué clase de amigo sos, hijo de puta? No me contaste nada.

-Es que tenés que entender. Ernesto también es mi amigo. Le dijimos que estaba mal lo que hacía, pero qué querés. No pudo contenerse. Además nos dijo que él te lo iba a contar personalmente.

-¿Viene el turro hoy?

-No, ni en pedo. Quiere hablar con vos primero. Pero dale, vamos que ya elijen los equipos.

Cuando finalmente arranca el partido, me dedico a observar detenidamente como el uruguayo maneja hábilmente la pelota. Gran jugador sin duda, pero algo morfón. Primero elude a Tapón (nunca sabré porque le pusieron ese apodo), y le mete terrible caño al Pelado. Me encara, hace la bicicleta, amaga para un lado, amaga para el otro, me muestra el loguito de Independiente y me acuerdo del “cornudo” y su risa burlona.

Se escucha un crack que retumba por toda el club. Algunos se tapan la cara de la impresión. Juan Pablo se desmaya. El Tito grita “lo partió”. El Pelado sale corriendo a pedir una ambulancia. El Cholo sale corriendo. No creo que vuelva. Agustín grita de forma terrorífica, con un “ahhhh” bien agudo que perfora los tímpanos. El uruguayo, mientras tanto, se agarra lo que hace unos minutos era una pierna. Me acerco y sin poder evitar una sonrisa de Guasón le digo:

-¡Cornudo, tu abuela!

1 mar 2010

Sobre el primer sábado y domingo

El primer fin de semana largooooooo comienza de manera distinta. Mi viejo se levanta en calzones, me pisa, me pide perdón, va a la cocina a preparar el desayuno, vuelve al living, me pisa, otra vez, sí, y se sienta en la mesa en el mayor de los silencios, para intentar no despertarme, vió.
Pero inmediatamente pega terrible grito para levantar a mi mamá y decirle que ya está el desayuno listo.

-Papá. Por favor. Intento dormir.
-Nene, son las 6 de la mañana. ¿Hasta que hora pensás roncar?
-¿¿¿¿Qué hora???? ¡¡¡Las 6!!! ¿Qué corno hacés levantado a esta hora? Y un sábado encima.

Obviamente que me explica que siempre se levanta a esa hora, que va correr, que un desayuno sano, que la vida hay que aprovecharla cada minuto, y no sé cuántas boludeces más, porque me levanto del colchón y me voy a su cama a seguir durmiendo.

La almohada de mi viejo está llena de pelos del perro, como si no se hubiera lavado en años. Pero al acostarme, extrañamente, mis fuerzas me abandonan y ni siquiera tengo ganas de ir a buscar la almohada que dejé en el living.
Me entretiene pensar que a las 9.00 Ana me hubiera despertado con un mate e invitado a un programa que siempre empezaba igual:

-Dale, levantate que hay que ir al super
-¿Otra vez? ¿Sabés lo que gastamos la semana pasada?
-¿Y yo que tengo que ver, Guillermo? No es mi culpa que las cosas aumenten, ni que vos te comas todo lo que está en la heladera
-Clarooo, porque ahora yo como cremas, vestidos, y adornos estúpidos.
-Bueno, las cremas las usas...

A las 9.00 me levanto, finalmente. Pero a las 9 de la noche. El doc me dio un tranquilizante, 0,25 me dijo pero yo me mandé 1,50 y me quedé frito (aunque mi mamá usó la palabra “estúpido”). Mi viejo me dijo que me sacó una foto con Baboso al lado, los 2 babeando, casi hermanitos gemelos, comentó riéndose.
La cosa que siendo las 4.00 Am ahora no puedo dormir. En la TV pasan 100 millones de boludeces, y no lo logro prestar atención a ninguna en mi zapping constante. Mayor presión aún pensando que mi viejo va a aparecer en cualquier momento con el desayuno, y sigo sin pegar un ojo.
Cuando finalmente me duermo, otra vez es el pie de mi viejo el que me despierta, y el grito del desayuno listo es el que me decide a salir de esa casa, no sin antes prepararme para el domingo de fútbol.

-Má, ¿dónde pusiste mis bolsos?
-Guille, ya te dije que estaban en el garaje.
-Pero má, yo dejé un bolso acá con un montón de cosas que uso día a día.
-Lo puse en el garaje también.
-Mamá, ahí tengo el cepillo de dientes, los calzoncillos, un montón de cosas.
-Guille, si no te bañas desde el viernes, no te hagas el limpio ahora.

Me rindo en la discusión. Mamá es como Mirtha Legrand, imposible ganarle una. Así que bajo a buscar los pantaloncitos, la camiseta de Racing, las canilleras y rumbeo para la cancha de papi fútbol, a encontrarme con mis amigos, a buscar contención en sus abrazos, en sus consejos, a olvidarme un poco de los problemas entre mis iguales, entre quienes me entienden.
Cuando llego, ya la mayoría está calentando y tirando unos tiritos al arco. Los saludo de lejos con una gran sonrisa. El primero que me ve llegar es el uruguayo y grita:

-¡Che, muchachos. Ahí llega el cornudo!