29 oct 2010

Burocracia musical

La experiencia vivida en Berazategui es probable que me deje marcado para toda la vida, especialmente por las quemaduras de tercer grado en mi espalda, el látigo, las muñecas cortadas y las trompadas que el marido de Valda me dio cuando descubrió nuestro affaire. Ni que hablar de la soberana patada recibida en mi retaguardia para despedirme a la calle.
Finalmente un vecino piadoso llamó al SAME quienes se ocuparon de trasladarme al hospital más cercano; hubiera llamado yo de haber encontrado el celular, cosa que el proctólogo en el nosocomio pudo conseguir.
Suero, sedante, vendas, boca abajo por inflamación trasera, la enfermera al menos es amable cuando me explica que debo reposar y tratar de relajarme.

-El doctor nos ha dado instrucciones para que la luz sea tenue, nada de TV (igual en la posición que está no puede ver nada), nada de ruidos. El stress que usted tiene es de cuidado, así que trate de dormir todo lo que pueda.

A pesar de los consejos marco con el meñique derecho (el índice lo tengo fracturado) el 0800 del departamento de atención al cliente de la página web de www.yomeengancho.com.ar con toda la intención de denunciar a la mujer responsable de mi situación física.
Me recibe un tema de Julio Iglesias, "El amor" y una voz sexy que me indica:

-"Se ha comunicado con Telecentral SRL, si usted quiere contratar alguno de nuestros servicios, por favor marque el 1; si tiene dudas sobre su factura, por favor marque el 2; si quiere realizar un pago, por favor marque el 3; si quiere realizar un pago, por favor marque el 4; si quiere realizar un pago, por favor marque el 5; si quiere realizar consultas técnicas sobre nuestros servicios de televisión, telefonía o Internet, por favor marque el 6; si quiere realizar un pago por favor marque el 7; si quiere realizar consultas técnicas sobre yomeengancho.com.ar, por favor marque el 8; para repetir el menú por favor marque el 9; si quiere ser atendido por un representante del departamento de atención al cliente marque la raíz cuadrada de 753.562 multiplicada por la división de 15.853 con 549."

Decido marcar el 9 y realizo la cuenta con el celular (trae  calculadora científica), no sin cierta dificultad en apretar los números debido al lubricante que torna resbaloso el aparato.  Marco el resultado correspondiente. Otra voz femenina me recibe:

-"Se ha comunicado con Telecentral SRL, atención al cliente, por favor, marque el 1 si necesita hablar de los servicios de televisión; 2 para Internet; 3 para telefonía; 4 para yomeengancho.com.ar; 5, 6, 7, 8 para realizar un pago; 9 para repetir el menú”.

Marco el 4 y finalmente me atiende un operador:

-Buenos días, mi nombre es Ernesto Chusmanchú, ¿me permite su número de cliente?
-Días, Ernesto. No tengo mi número de cliente a mano.
-¿Me permite su DNI?
-Le puedo pasar el número, el documento lo necesito.
-A eso me refiero señor. Y su fecha de nacimiento.
-Ok.
-No corte.  Mientras buscamos su número, le pasaremos con una breve encuesta.
-No, espere...

Sale Julio Iglesias cantando ahora "Jurame, aunque pase mucho tiempo, no has de olvidar el momento..."  Y tiempo justamente es lo que pasa con la encuesta con preguntas que van desde “¿cuál es su posición favorita? ¿Está a favor del aborto? ¿Probó pagar la factura por adelantado? ¿El mundo dejará de existir en el 2012? (en ese caso, abonando ese año por adelantado, usted tendrá un descuento del 20%).

-Hola, ¿sigue ahí? -la voz del otro lado corta, afortunadamente, la encuesta.
-Sí, sigo aquí Fumanchú.
-Es Chusmanchú, con CH, señor.
-Lo que sea.
-Su número de cliente es el 1744.
-Ok, perfecto. ¿Y ahora?
-Aguarde en línea mientras le paso al sector correspondiente.
-No, por favor, espere. Ni le dije mi problema.
-Es que aquí atendemos sólo los números impares.
-Sí, yo entiendo, pero...

La música de Queen, Bohemian Ehapsody, me sorprende y me aturde con su " mama mia, mama mia. Mama mia, let me go " a todo volumen.
Luego de escuchar el tema completo que dura como 6 minutos, me salta nuevamente el menú principal. Hago nuevamente el cálculo, accedo a un operador que me dice con voz amable:

-Bienvenido a Telecentral SRL. Su número de cliente por favor.
-1744.
-Ah, es número de 4 cifras, aguarde unos instantes.
-Señorita, ya me pasearon por todos los operadores.
-Soy señor, tendré la voz finita, pero señor. Y le tengo que pasar. No corte.
-Deme un numero de reclamo al menos.
-Aguarde unos instantes mientras proceso su número

La música de Para Elisa, de Beethoven,  intenta dormirme pero me mantengo firme.

-Tome nota, señor: el número de reclamo es TKG-u-e-8256 A*4. No corte que lo paso al sector correspondiente.

Chayanne con "Provocame" sacude mis oidos. La pequeña TV que monitorea mi secuencia cardíaca comienza a emitir un sonido agudo. La enfermera entra, pregunta si está todo bien, la mando a la mierda y sigo concentrándome en el teléfono.

-Bienvenido a Telecentral SRL, ¿cuál es su problema, señor?
-Conocí a ...
-Me permite primero su número de cliente.
-1744.
-Me decía...
-Conocí a una usuaria en yomeengancho.com.ar y quisiera hacer una denuncia.
-¿Qué tipo de denuncia?
-Fui prácticamente violado.
-¿Se concreto o no la violación?
-No le sabría decir. Por el dolor, apostaría más por el sí que por el no.
-¿Me puede informar el nombre de la usuaria?
-Yonolosé...
-Sin ese dato no puedo hacer nada.
-Me interrumpió: la usuaria es yonoloséperovoslosabrássoymorochainfernal
-¿Todo eso es el nombre?
-Si.
-¿Puede describir los hechos?
-Puedo pero... ¿Es necesario?
-¿Qué tipo de ataque sufrió?
-La mina era sadomasoquista.
-Ah, en ese caso, aguarde que le paso con el departamento de sadomasoquismo.
-No, no, no me ponga musiquita por favor, no me ...

Pero me sale un tema de Shakira y Alejandro Sanz "La Tortura" y el sensor del corazón empieza a escalar en el gráfico fuera de los parámetros normales.
Luego de 15 minutos, una voz masculina me atiende

-Departamento de violaciones, ¿en qué podemos ayudarlo?
-si, le cuento...
-Número de cliente?
-1744, 1744, 1744, 1744.
-¿1744? No le entendí bien.
-Se lo dije cuatro veces. ¡Cuatro veces! Es 1744. 1744.
-Ya le entendí, tranquilo. Cuenteme. ¿Cuál es su problema?
-Una loca de mierda me ató a la cama...
-Un momento... ¿Sadomasoquismo?
-Sí.
-Le pasaron mal, esto es Violaciones.
-¡Pero yo pedí por Sadomasoquismo! –grito furioso.

Es cuando digo estas palabras que ingresa la enfermera y me dice que soy un enfermo, un depravado y que en vez de estar contratando putas por teléfono, tendría que reposar. No le doy bola y sigo discutiendo con Telecentral SRL.

-Ya le paso con Sadomasoquismo, anote su número de reclamo por mala derivación KGAD-a-125935.
-.¿...35 me dijo?

Pero la música de “Ten paciencia, que el que espera desespera” de Thalía me interrumpe. A la media hora escucho finalmente:

-Departamento de Sadomasoquismo, Josefina Dasnota lo atiende.
-Hola Josefina, estoy llamando por una denuncia.
-¿Número de cliente?
-1744, 1744.
-¿Qué tipo de denuncia?
-¿Qué tipo de denuncia puede ser, si hablo con el departamento de Sadomasoquismo? ¿Es usted IDIOTA?
-No señor. “Dasnota”, Josefina “Dasnota”.
-NO, estúpida, le digo que es idiota, torpe, boluda, estúpida.
-Repitió “estúpida”.
-Retardada mental.
-Si va a insultarme, lo derivo al DCC.
-¿DCC?
-Departamento de Clientes Conflictivos.
-¿Por qué no me derivás a la reconcha de tu hermana?
-No corte, lo derivo.
-NONONO, hija de mil puta. ¡La musiquita otra vez no!

Se enciende una luz roja intermitente en la sala e ingresan 2 enfermeras con un doctor
-Este es el paciente, doctor, está cada vez más nervioso y no para de gritar.
-Apliquen 3 milímetros de relajante muscular, Carisoprodol, y me lo canalizan con un sedante potente, y saquen ese teléfono de su mano.
-¡No, por favor! -clamo lloroso- ¡El teléfono no, que ya me atienden!
-Y le ponen música para tranquilizarlo -agrega el doctor.
-NOOO, música no, música no.

Pero la inyección hace efecto y me deja planchado, casi sin reacción. La música de ABBA suena de fondo (Thank you for the music ) mientras escucho una voz que sale del celu diciendo:

-Telecentral SRL. Departamento de clientes conflictivos. ¿En qué podemos ayudarlo?... ¿Hola?... ¿Hola?... ¡Qué clientes de mierda! ¡No tienen un carajo de paciencia!! Siempre me cortan. Siempre, siempre, siempre.

6 oct 2010

¡Qué bardo con Valda!



La secretaria de la doctora Cornelia Parada ingresa al consultorio sin golpear la puerta.

-Doctora, ya está aquí Amadorcito Villasoldati, recién llegadito del pueblo de General Frutos, con más granitos que nunca en la cara y con suma urgencia en ser atendido.

Aprovecho la interrupción, me limpio como puedo y huyo con un "volveré" de película, seguro de que la doctora Parada será una gran guía en mi futuro inmediato.
Me decido a poner en práctica todos los consejos de la sexóloga y llamo a Consuelo para que sea mi conejillo de Indias, pero una serie de epítetos extraños y groseros del otro lado de la línea me dan a entender que sigue bastante enojada aún conmigo.
Resuelvo entonces volver a entrar al sitio on line www.yomeengancho.com.ar en búsqueda de una candidata potable para mi experimento sexual.
Una hermosa mujer de 34 años contesta mis requerimientos, luego de haberle mandado 758 mensajes consecutivos. Y lo principal, no busca nada serio sino sólo "diversión pajera", a la cual acudí inmediatamente al leer el mensaje que me identificó por completo. Valda (ese su nombre) me aclaró antes que nada que había leído mal: diversión “pasajera”, no “pajera” me dijo con una sonrisa burlona.
Nos encontramos en un bar. En el mismo que uso para todas mis primeras citas.
-¿Que tomás? -le pregunto y ella elude la bebida y me ahorra unos mangos al invitarme a su hogar.
-Conmigo ni te gastés, que busco otra cosa. Vamos a mi casa -me ordena y me levanto tan rápido que olvido pagar los cafés que había consumido entre varios cigarrillos.
El caos de la ciudad nos azota al salir del bar, el ruido de los bocinazos y las puteadas de los transeúntes apenas me deja escuchar cuando ella me pregunta si me gusta el té. "Sí, tomo cualquier cosa" le afirmo mientras pienso: "¿Quién carajo piensa en lo que voy a tomar? ¡Quiero coger!". Nos subimos a su auto y rumbeamos para Berazategui, a una casa oscura y siniestra, apenas iluminada por una vela aromática que se ve desde la ventana.
Traspaso la puerta y Valda me da un sopapo brutal en la cara que me rompe el labio y me deposita sobre la cama. Me pone boca abajo y me ata de pies y manos.
-¿Qué hacés loca? -mascullo preocupado por la situación.
-¿No me dijiste que te gustaba? -me dice ella.
-¿Ehhh? ¿Cuándo?
-En la calle, al salir del bar.
-Vos estás rayada, sólo me preguntaste si me gustaba el té.
-No, qué té ni que té. Te dije si te gusta que TE aTEn.
-¡Ahhh! - exclamo en el preciso momento que ella se desnuda por completo y se calza un vestido de cuero negro ajustado. "Miauuu" me dice mientras me lame y me rasguña un cachete.
-¿Te gusta bebé? -indaga pero cuando quiero contestar "me pareció ver un lindo gatito" una mordaza me tapa la boca.
Un látigo de dimensiones gigantes aparece de la nada y me azota el traste.
-¿Quién es tu ama? ¿Quién es tu ama?
-No corro -se me escucha exclamar con esfuerzo por la mordaza.
-Ya te vas a correr, dame tiempo -asegura Valda mientras prende una vela y vuelca la cera sobre mi espalda desnuda.
-No corro -insisto aullando de dolor hasta que con la lengua me saco la mordaza, no sé como, y el "socorro" sale clarito sin confusiones.
-Gritá todo lo que quieras, nadie te va a escuchar -me dice repitiendo exactas palabras de asesinos seriales de millones de películas de terror y llevando la preocupación por mi vida, a un nuevo nivel.
Escucho un "crack" y pienso que me ha roto alguna costilla, pero es la cama que se parte al medio ante los saltos que Valda realiza sobre mi columna vertebral en una especie de masaje homicida.
-¡Pará loca, me estás matando! –le grito a la vez que logro zafar una mano de la cuerda que me aprisiona y la paso alrededor de su cuello. Sujeto la otra parte de la cuerda con la boca y tiro.
-Sí, ahorcame papi, asfixiame –grita Valda.
-Rayada, pará un poco.
“Esta vez no la cuento” pienso cuando Valda logra zafar de la cuerda y trae un pene gigante vibrador hacia la cama con intenciones violatorias. Abre un pote de lubricante y me rocía por todos lados.
-Te va a doler al principio, pero después te va a gustar –me aclara mientras se vuelve a sentar sobre mi espalda y me ata la mano que había logrado liberar.
-No, no –grito descontrolado mientras me revuelco y me muevo evitando el artefacto violador. Tanto salto da resultado, y Valda resbala toda su humanidad entre tanto lubricante siendo su destino final un terrible cocazo contra la cabecera de la cama. Y cae desmayada. El pene de goma continúa vibrando peligrosamente cerca de la zona del gol, con lo cual decido no moverme para evitar cualquier intruso no deseado en mi retaguardia.
Pasan horas angustiosas y largas. El aparato parece el conejito de la propaganda, y sigue, y sigue, y sus pilas son interminables. El ruido además de generar seguramente un serio problema psicológico en mí, está lastimando físicamente mis tímpanos.
Son las 10.00 de la mañana cuando me despierto (indudablemente sucumbí a los nervios y al cansancio) y me descubro igual, atado, con el sonido molesto y vibrante de fondo, aunque la luz del sol entrando por la ventana hace la escena menos terrorífica.
“Ya está, no puedo estar peor que ahora” me digo cuando escucho como se abre la puerta de la casa de Valda y una voz ronca y varonil anuncia:
-¡Querida, llegó tu papi! Allí voy.