25 sept 2010

Una Parada poco atractiva pero interesante

-¡Ahhh, listo, fabulosoooo! -le digo a Consuelo y me deslizo a su lado.
-¿Listo? -me dice ella con cara fastidiosa (por no decir furiosa).
-Ajá -exclamo emulando a mi psicólogo van Uto.
-¿Listo? -vuelve a repetir ya no enojada, sino llorosa.
-Sí, ya te dije que sí dos veces. ¿Qué te pasa?
-Guille, a ver, en pos de la sinceridad que nos une debo confesarte que nuestros últimos encuentros amorosos (y soy generosa con el adjetivo) fueron decepcionantes.
-Pará un poquito, no seas así, si te escuché gemir todo el tiempo.
-De dolor sería, porque me estabas aplastando con tu zapán.
-Pero, pero... ¿Por qué?
-¿Querés detalles?
-Sí. ¿Ya no te gusto?
-No es eso.
-Me vas a salir con eso de “no sos vos, soy yo”.
-Dejá de decir huevadas, que somos amigos con privilegios, nada más. Que conste que fuiste vos quién pidió detalles, y voy a obviar el triste episodio de la pérdida del forro. Enumero. A saber:
1- Recién acabaste en 2 minutos.
2- Ayer, y pasado en 5 minutos, lo que puede decirse un récord.
3- El juego previo desapareció, la querés meter, traca traca y ya.
4- Es un solo polvo y después roncas como cerdo a mi lado.
5- No te bañas ni antes ni después de coger.
6- Una misma posición aburre siempre.
7- Sería bueno que de vez en cuando vos te movieras un poco también. Mi espalda está destruida.
8- Cuando te dije que quería un buen cunilingus, me dijiste que sólo tenías Coca Cola y ginebra en la heladera.
9- Lavarse los dientes ayuda a los besos de lengua.
10- Se está complicando que tu pene se pare como corresponde, o simplemente que se pare. Ya probamos con viagra, y el último experimento (con pegamentos como la gotita y el pulpito) no salió nada bien y terminamos en la guardia del Hospital Pirovano.
11- Es bastante molesto que te tires pedos mientras cogemos.
12- Y por último, y quizás lo más importante, yo no me estoy corriendo, no me pasa un carajo y necesito YA acabar con este estado de ansiedad que me está atormentando.

La miro, me froto la frente con las dos manos y hago fuerzas para evitar el bostezo que si surge, es capaz de matarme porque va a pensar que no le estoy dando importancia a lo que dice. Además mientras contabilizaba, me ayudaba con mi calculadora de mano (es decir, los dedos), pero cuando pasó el punto 10, se me complicó seguir el hilo.

-Bueno, ahora van a pasar por la tele un partido del Barcelona y juega Messi. ¿Qué te parece si lo vemos acurrucaditos en la cama y después hablamos de todo esto?

A veces Consuelo me asombra con su velocidad. Casi ni me doy cuenta de cómo y por dónde logra que en segundos aparezca en la puerta de su casa, envuelto sólo con una sábana, bajo la lluvia que azota justo en ese momento a mi querida ciudad.
Espero una hora, pero luego deduzco que no es un chiste, que realmente se enojó y termino encaminándome a la casa de mis viejos que me reciben con “tenía la esperanza que hubieras conseguido donde quedarte” y un “me imagino que ya habrás cenado”.
Oídos sordos a todo comentario mordaz y llamo a Tapón para comentarle mis problemas. Solícito me pasa el teléfono de Cornelia Parada, una sexóloga a la que acude para mantener el fuego de su matrimonio, y me decido a visitarla.
La imaginación se me hace añicos cuando entro al consultorio. No sé porqué me imaginaba a una hermosa hembra, prominentes pechos, cintura delgada. Sin embargo, Cornelia es rellenita, una nariz enorme que realmente asusta, algo petisa, y una especie de grano gigante sobre el cachete derecho. Más que grano es como una gran mancha, con pelos negros. Y ella está teñida de rubia.

-Señor Domínguez, dígame cuál es su problema.
-Puede decirme Guillermo. Y no tengo un problema, tengo varios.
-Señor Domínguez, siéntase cómodo y exprese todo lo que desee.
-Gracias. Pero puede llamarme Guillermo.
-Le agradezco, señor Domínguez.

Extraño el sillón del Dr. van Uto. Aquí estoy sentado en una silla con un escritorio de por medio. Atrás de la doctora, un poster del cuerpo humano, con las figuras femeninas y masculinas, totalmente en pelotas. Me excita.

-¿Y? ¿Su problema señor Domínguez?
-Ah, disculpe. Me quedé admirando su consultorio. Ella y su culo me dice que es rápido.
-¿Eh? Disculpe, no le entendí. ¿De qué se queja su pareja?
-Algo así me dijo. Que  ella y su culo, y que soy muy rápido.
-Le dijo que EYACULA rápido. Por favor, hable con propiedad.
-Ah, sí, la lechita. Es que no tengo una gran experiencia en cuanto al sexo se refiere, y ella se mueve muy bien, y llego enseguida. Parece ser que esto a ella no la hace feliz (bastante egoísta por cierto) y se está quejando.
-Ella no está teniendo orgasmos. Es importante que el sexo sea compartido, que se hablen, que no sean tímidos en cuanto a lo que les gusta.
-Además, tengo problemas de erección. Aunque es raro. Porque recién viendo el poster atrás suyo se me paró al toque, se disparó como un resorte al golpear el piso, pero cuando estoy con ella, es como que a veces me pongo nervioso.
-Eso es psicológico, señor Domínguez. ¿Realizan juegos pre-coitales? 
-A veces jugamos al poker. Al T.E.G no, porque el otro día quisimos jugar un partido rápido, empezamos el sábado y el domingo a la tarde aún no había terminado, es un juego interminable, no se puede jugar de a dos.
-Me refiero a juegos sexuales, señor Domínguez. No a juegos de mesa.
-¿Pero no se puede tener sexo sobre la mesa?
-Sí, ¿y eso qué tiene que ver?
-En ese caso, ¿no sería un juego de mesa y a la vez un juego sexual?
-Lo que yo pregunto es si se acarician, se besan entre ustedes o si van directamente a la penetración.
-¡Epa! Usted es directa, doctora.
-Aquí tiene que hablar con propiedad, sin vergüenza.
-Es que me cuesta.
-Bueno, aflójese.
-Y bué, yo se la meto de una, doctora.
-¿Sin lubricación?
-¿Hablamos de autos, ahora?
-No, señor Domínguez, ¿usa algún aceite? ¿Practica antes el cunilingus?
-Mire que casualidad, ella me pidió esa bebida y no tenía.
-¿Qué bebida?
-Esa cuningus o lo que sea. En el almacén chino que está frente a casa al menos no la escucharon nombrar, aunque nunca se sabe con estos chinos, porque no me entienden un porongo cuando hablo, no sé si lo hacen a propósito, porque al final me terminé llevando una gaseosa energizante que era horrible.
-No, no, no. Cunilingus no es una bebida, señor Domínguez. Es practicar sexo oral con la mujer.
-Ah, chuparle la cachucha dice usted.
-Cunilingus se dice, hable con propiedad.
-¿Pero hablo con propiedad o sin vergüenza? ¡Decídase!
-Las opciones no se contradicen.
-Bueno, como sea, no, ni en pedo meto la lengua ahí. Es asqueroso. Lleno de pelos. Un asco.
-La estimula al menos con el dedo.
-Sí, obvio. Le meto a veces 3 de golpe.
-Pero no, no puede meter 3 dedos de golpe sin estimular la zona, sin acariciarla. Es importante que la bese, acaricie sus pechos, no sólo sus pezones, el juego previo es fundamental, antes de introducir un dedo, o los que su pareja acepte, o el pene, tiene que lograr que la zona esté bien lubricada.
-Uhh, tanto quilombo para meterla un rato.
-¿Ella le practica fellatio?
-Guillermo, me llamo Guillermo.
-Fellatio no es un nombre.
-¡Ah! Pensé que era una especie de Federico. Y que...
-No, no, no. Fellatio es la estimulación oral de la mujer al pene del hombre.
-Ah, pero qué manera de poner nombres complicados. Sí, ella me la chupa. Pero no mucho tiempo, porque si no llego enseguida.
-Eyacula –corrige la doctora.
-No, ella no. Yo llego enseguida.
-Eyacula de eyacular. No de “ella” y de “culo”. Eyacular. E-YA-CU-LAR. ¿Se acuerda? Ya lo hablamos.
-Bueno, bueno, no se altere. Sí, sí, ahora me acuerdo. Es que no uso mucho ese verbo. Que salte la lechita es eyacular. Listo. Aprendido. Así que no me hace mucho el Federico sino eya... eyaculo rápido.
-Fellatio.
-Fellatio, Federico, eso. No la chupa mucho tiempo.
-Le voy a recetar lidocaína, que lo va a ayudar con el tema de la eyaculación precoz.
-No, le agradezco, no tomo drogas. Bueno, de vez en cuando un porro, pero nada más.
-Lidocaína es una anestésico local para la piel del pene. No dije cocaína.
-Bueno, ta bien, se está enojando. Sepa entender. Terminan igual, en “caína” las dos. Cualquiera se puede confundir.
-La eyaculación precoz se puede deber a muchos factores, pero seguro el suyo es psicológico.
-¿Y cómo hago que ella se corra? No quiero hacer ningún cunilinada, que no me gusta.
-Dígale a ella que se depile, quizás el olor de los pelos le moleste.
-Yo tengo un amigo que se depila las pelotas, así que seguro algo de eso debe haber.
-Y juegue con ella. ¿Usan juguetitos?
-No.
-Pruebe. Vaya a un sex-shop. Y si no le gusta el cunilingus, entonces estimule el clítoris de otra manera. ¿Sabe que es el clítoris no?
-Sí, la concha.
-No, no, no. No sea bruto. El clítoris es una parte específica de la vagina de la mujer. ¿Sabe donde está?
-Ehhh.
-No, no sabe. Mire –la doctora abre un cajón- esto que tengo acá es un modelo de vagina. Estos son los labios vaginales. Aquí arriba, ¿ve? Aquí, es el clítoris. Toque, toque.
-¿Esto?
-Sí, esto. Y antes de llegar a esto, tiene que estimular todo el resto del cuerpo, los pechos y no sólo los pezones, el cuello, las orejas, los dedos de los pies, la entrepierna, los labios vaginales, acariciarla siempre, besarla, ¿entiende? Deme su dedo, lo mueve así, despacito, de arriba abajo, de manera circular, va aprobando luego introducir un dedo, dos, su pareja la indicará el número correcto, el ano es otro lugar que debe acariciar, y antes del coito sigue moviendo así, y cuando la penetra no siempre tiene que ser a lo bruto, a veces despacio, a veces rápido, introducir la mitad del pene, girar, distintos movimientos, juegue, se tiene que divertir y luego el...
-El ... El...
-Sí, me interrumpió. El qué dice usted.
-El... El...
-¿¿El qué??
-El... No, digo... Ella... Ella...
-¿¿¿Ella qué???
-¡Ella... culé! Perdón.

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