26 may 2010

Un poco de Consuelo

-La verdad es que nunca me pasó algo igual. La química, el... no sé cómo expresarlo... el... no, la ... la afinidad, la armonía y yo que sé, mucho más. El diálogo, sí, el diálogo: me encanta charlar con vos, porque siempre tenés respuesta para todo, y sos original, no esas contestaciones pelotudas que te dan sólo para zafar, o para aparentar que se sabe del tema. No, eso no. Tus respuestas son “las respuestas”. Con humor, ironía, algo de feminismo ... pero sobre todo con tu humor. Me encanta la forma especial que tenés de decir las cosas, de escucharme, de cantar lo justo, lo que necesito, nada más y nada menos. ¿Vos sentís lo mismo?

Consuelo me mira, apenas abre los ojos que tenía cerrados y simplemente expresa:

-Callate y seguí cogiendo.

Conocí a Consuelo hace poco, en la fiesta de el Tarta. Disfrazada de banana me cautivó, no por su color amarillo, sino por su gran personalidad. La veo ahora, gozando bajo mi cuerpo, gimiendo, tan feliz, tan sublime... y pienso que fui afortunado en conocerla.

-Ufff, eso fue... Grandioso –exhalo a la vez que salgo de arriba de Consuelo y me desplomo a su lado.
-¿Ya está? –pregunta ella.

De por sí, esa frase ya dice mucho. El “¿ya está?” denota que mi trabajo no fue muy bien hecho que digamos, y que en su ser quedó sabor a poco.

-No tengo tanto aguante, che.
-¿Tanto aguante? ¿Me estás jodiendo? Si estamos cogiendo hace diez minutos nomás.
-Bueno, entendeme. Me falta práctica. Desde mi separación mi única experiencia fue con un travesti. ¡Pero un hermoso travesti, eh! Un episodio de confusión que a cualquiera le pudo haber pasado.
-Está bien, Guille. No te quiero poner mal. ¿Cuánto hay que esperar para una segunda vuelta?

“¿Segunda Vuelta?” pienso. Si apenas pude mover el culo para acostarme a su lado. ¿Estará en pedo, ésta?

-No, vida –le digo mientras enciendo un cigarrillo- Nada de segunda vuelta. ¿Qué te parece si pido una pizza, unas birras y vemos una peli?

No le doy tiempo a protestar y pido una grande de muzza. Y un heladito para que la golosa se ponga contenta. Entre la espera e ir a buscar el pedido, logro enfriar un poco el ambiente.

-Te pedí de chocolate blanco y dulce de leche granizado, como te gusta... ¿Qué estás viendo?
-Una peli, pero la apago, sentate al lado mío y charlamos.

Me hace señas con la manito en la cama indicando el lugar, y me siento no sin antes depositar sobre la almohada la pizza. Corto sendas porciones y me animo a preguntarle:

-¿Cómo la pasaste? Estuve fenómeno ¿no?
-Ehhh, bueno. Habría que definir “fenómeno”. Pero sirvió para descontracturarnos un poco.
-Pero tenías razón, Consuelo. Está bueno esto de amigos con privilegios.
-Sí, sobre eso... Tampoco es que vayamos a hacerlo seguido. Hoy realmente necesitaba una buena encamada.
-¿Y ahora cómo te sentís?
-Todavía la sigo necesitando.

Me trago una aceituna grandota que se me atora en la garganta.

-Agusaaaaaa –le digo a Consuelo con el poco aire que me queda.
-¿Qué aguse a quién? ¿Qué es “agusar”? ¿Estás bien, Guille? Estás todo rojo.
-Meee a aa a o gggggggg...
-¿Qué?
-Me ahogo, boluda. Traeme la cerveza –puedo finalmente expresarme bien.

La birra helada me saca del aprieto y al recuperar el aire puedo protestar formalmente.

-¿Qué pasa? ¿No la tengo grande?
-Ah, Guille. Te hablo con confianza, porque fuimos claros al decir que íbamos a ser amigos, ya sabemos que no hay atracción entre nosotros.
-No me contestaste la pregunta.
-No todo se trata del tamaño.
-Seguís sin contestarme.
-Bueno, está bien, está bien, si tanto rompés las pelotas: No, no la tenés grande.
-¿Y ahora me lo decís?
-¿Y cuándo querés que te lo diga? Si recién la vi hoy.
-Bueno, pero podías mentirme.
-Ya te dije que no me gusta mentir.
-Una mentirita piadosa, che.
-Uh, ¿qué tanto lío? La tenés chiquita, ¿y?
-Ah, no, pará. Una cosa es que no la tenga grande, lo entiendo. Pero... ¿Ahora la tengo chiquita?
-Te tomás todo a pecho. No dije eso.
-Sí dijiste eso. Bien clarito: “chiquita” dijiste.
-Lo importante no es el tamaño sino su uso.
-Ah, bueno, un alivio. ¿Eso es verdad?
-El mejor sexo que tuve en mi vida, Guille, fue con un tipo que tenía el pene como un recién nacido.
-¿Tan chiquito?
-Noo, de un recién nacido porque la chota le pesaba como 2 kilos y medio. JAJAJAJAJA.
-¡Qué forra! ¡Reíte de mí, dale! Pero decime la posta: ¿Es importante o no es importante?
-Y, es cuestión de cada mina. A mí me importa, no te voy a engañar. Tampoco quiero la trompa de un elefante, pero bueno... algo digno como mínimo. Igual, tampoco queda todo en el tamaño. Los besos en el cuello son fundamentales. Las caricias. ¡Y que después no se tiren a comer pizza!

Aprovecho y me río de la situación.

-Es lo bueno de ser amigos, ¿no? Cero romanticismo.
-Nada que reprochar, sólo comentaba. Para que después sepas qué hacer cuando estés con una mina que te interese.
-¿Y a vos no te jode esto? Digo, porque las minas son mucho más sensibles, y toman el sexo de una manera especial. ¿No te vas a confundir?
-Fábulas, patrañas. A nosotras nos gusta coger tanto como a ustedes, lo que pasa es que no todas te lo van a decir abiertamente. Si cogemos con todos somos putas, si no cogemos somos frígidas, si lo hacemos con pocos, somos selectivas, o agrandadas.
Y para ser más clara ...

Consuelo saca un papel de su cartera.

-Fijate, te leo esto que bajé de internet y está bueno:

* Si estamos con muchos somos gatas, con nadie monjas.
* Si somos simpáticas somos solo amigas, sino ortivas.
* Si hablamos mucho somos insoportables, si hablamos poco aburridas.
* Si decimos que "sí" somos fáciles, si decimos que "no" somos histéricas.
* Si nos gustan los mayores somos cualquiera, si nos gustan menores somos roba cunas.
* Si histeriqueamos no les gusta, si somos sólo amigas quieren que les histeriqueemos.
* Si jugamos al fútbol somos machonas, si no jugamos somos aburridas.
* Si nos vestimos de marca somos caretas, sino somos villeras.
* Si estamos con el primero de paso (feo o lindo) somos cualquiera, si estamos sólo con lindos somos forras, si estamos con feos somos asquerosas.
* Si nos gusta divertirnos somos trolas.
* Y si damos vueltas no valemos la pena..
* Si les decimos que no estén con muchas chicas somos celosas, si no les decimos nada, no les damos bola.
* Si bailamos sensual, somos calienta pija, si no lo hacemos, quieren que les bailemos.
* Si no tomamos somos amargas, si tomamos somos borrachas.
* Si vamos al gimnasio somos obsesivas, si no vamos somos gordas.
* Si nos vestimos sexy somos provocativas, si nos vestimos comunachas, quieren más erotismo.
* Si no es por que somos flacas es por que somos gordas.
* Si no es por que no tenemos culo es por que no tenemos tetas.

-Al fin al cabo... ¿Qué carajo quieren?
-Ah, yo soy simple -le contesto tratando de aplacarla un poco- Un buen par de tetas me basta. Y si no tenés tetas, no existís. Después, si viene acompañada de un buen cerebro mucho mejor. Aunque ahí ya se complica un poco más.
-Machista.
-Feminista.
-Andá, por lo menos reconocelo. Todos tus chistes son iguales, tirando mierda para las mujeres.
-¿Los tuyos no? –ya me está irritando.
-¿Cuál por ejemplo?
-El de los delfines... ¿Cómo era?
-Ah, pero ese es buenísimo. Los hombres son como los delfines, se dice que son inteligentes, pero nunca se comprobó.
-Ja, mirá como me río. ¿Vos sabés cómo se puede hacer feliz a la mujer un domingo?
-Me imagino... la llevás al shopping.
-No, le cuento un chiste el martes.
-¿Y vos sabés en qué se parece un hombre a un mouse de la computadora? En que sólo sirve cuando lo apretás y lo arrastrás.
-¿Y vos sabés cuándo tarda una mujer en llegar al orgasmo?... ¡A quién le importa!
-¿Y eso es un chiste, o una realidad? Porque recién lo demostraste.
-Bueno, che, estábamos jodiendo. No te calentés.
-Jodiendo no. Cogiendo estábamos. Y la verdad que no me caliento, todavía sigo caliente. Y la pizza ya se está enfriando. Imaginate mi temperatura.
-Ya te expliqué. Estoy cansado y me duele la cabeza ahora.
-Bueno, puedo ayudarte un poco. Una caricia por acá, otra por allá.

La mano de Consuelo empieza a acariciar el jean que tuve que ponerme para ir a buscar la pizza.

-No, Consuelo. No jodás, en serio.

No me da bola, la bragueta se abre y su mano serpentea por allí.

-Mirá, ya se está levantando, de a poquito quiere. Más mimitos, ¿sí? Con la lenguita, así ... así... te gusta, ¿no?

Bueno, un tema con Consuelo que me advirtió. Es una insaciable de sexo. Y no lo oculta tampoco en las actitudes.

-Ahí quiere... ahí quiere... haceme sentir una verdadera mujer Guille, ¡Haceme sentir mujer ya mismo!

Y ante el reclamo, vuelvo a sacarme el pantalón, la remera, el calzoncillo, las medias, y le digo:

-¡Listo, tomá toda mi ropa y andá a plancharla!


El mordisco en las pelotas me da a entender que el chiste no le divierte y la porción de pizza en mi cara me termina por convencer de esa conclusión.
Sin darme tiempo a vestirme, me echa a la calle semidesnudo (al menos tiene el noble gesto de darme hielo para las bolas) y así, sentado en la vereda, llego a la inevitable conclusión: voy a tener que disculparme mucho pero mucho, para tener otro poco de consuelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Fabio:

Ay ese pobre de Guille. Cuàndo va a entender que su humor involuntario le trae màs problemas que beneficios?. Muy chistoso. Me arrancaste varias sonrisas, especialmente en la guerra de chistes. Ahora estàs insipirado...por què serà?. Te mando un enoorme y mexicano saludo.