28 nov 2010

El infiel

A las 3 de la mañana de un martes, día laboral, suena el timbre del portero en casa de mis viejos, donde mi cuerpo reposa desde mi separación.
Es mi mamà la primera que reacciona:

-¡¡¡¡Neneeeeeeeee, atendé!!!!

Mientras se escucha murmurar y refunfuñar a mi viejo muy bajito "¿quién será el rompepelotas a esta hora?" me levanto con muchísimo esfuerzo y contesto:

-¿Quién es?
-Alejandro.
-¿Magno?
-Ale... Tapón, estúpido.
-¡Ah... Perdoná! Estoy medio dormido, llamame más tarde.
-¡Despertate, tarado! Estoy en la puerta de tu departamento, no en el teléfono. Necesito hablar con vos. Me rajaron de casa.

Sólo escuchar la funesta noticia hace que baje corriendo a abrirle a mi amigo. Poco me importa hacerlo en calzoncillos y medias.
Le explico a Tapón que mis viejos están dormidos y que no podemos hablar arriba.

-A esta hora no hay nada abierto, así que vayamos a lo de Juan Pablo.

Juan pablo vive solo desde su divorcio (el que lee frecuentemente esta historia ya lo sabe... A ponerse al día!). Y su bulín es el que oficia de cuartel central para reuniones de emergencias y clases amorosas.
Toco el portero y le digo por el altavoz:

-Abrí, código MoCo alfa 9.
-El culo te llueve -me responde, y al observarme por el portero visor agrega: -¿Qué hacés en pelotas?
-Uh, no me di cuenta en el apuro, abrí que te cuento.
-Ok -dice resignado y el prrrrrr de la cerradura abriéndose anuncia nuestro ingreso.

Ya en el departamento, Juan Pablo nos reclama:

-Hablemos bajito que estoy con una mina, así no se despierta.
-¿Quién es? ¿La conocemos? -indaga Tapón.
-Morocha, pelo largo -detalla Juanpa.
-El nombre pregunto, no la descripción.
-¡Ahh, ni idea! No me acuerdo el nombre, y menos a esta hora luego de tres polvos. En fin, ¿así que “MoCo alfa 9”? Contá con lujos de detalles, Tapón.
-Inés me echó de casa, descubrió todo.
-¿¿Todo?? Lo del travesti del año pasado fue un error, ya lo expliqué mil veces, les pedí que no lo cuenten -alerta Juan Pablo.
-No boludo, todo lo mío.
-Seré curioso... ¿Y qué es todo lo tuyo? Nosotros estamos en bolas.
-Sí, ya me di cuenta.
-Me refería a la falta de información, no a que estamos en calzones.
-Muchachos, soy un hombre infiel.

Reímos. Mucho. Las carcajadas son estruendosas, tanto que Don Ramón, el vecino de Juan Pablo, guardia de seguridad, que justo hoy (sí, justito) tiene franco, golpea las paredes reclamando silencio.

-No sé de qué carajo se ríen – casi nos insulta, Tapón.
-Es que vos -le digo- sos como el modelo ideal del hombre casado. 4 chicos, caballero, familiero, etc etc. La verdad que se nos hace difícil creerte.
-Será difícil, pero es verdad.
-¿Cómo se llama la mina? -pregunta Juan Pablo.
-Ana Lucía.
-¿Ta buena? -consulto.
-No viene al caso.
-¿Hace cuánto la ves?
-Hace 2 años.
-¡¡¿¿DOS AÑOS??!!  -repetimos al unísono con Juan Pablo.
-Sí, y no puedo más, gente, sostener esta doble vida me está matando de a poco.
-¿Pero la mina no sabe que sos casado?
-No, ella cree que estoy separado.
-¿Pero es boluda? Si vivís con Inés, ¿cómo no puede avivarse?
-Sí, excepto cuando viajo por el laburo al interior.
-Bueno, pero estás laburando...

Tapón hace un gesto de "no" con el dedo índice.

-¡Ahhh, entiendo! -exclama Juan Pablo golpeándose la cabeza con el puño cerrado- A tu jermu le decís que te vas por laburo y en realidad te vas a lo de tu amante y viceversa.
-Correcto.
-¿Y si te llaman cuando estás con la otra?
-No atiendo. Digo que estaba ocupado.
-¿Si es de noche, también?
-Que estaba en el baño, tenía el celu apagado, no sé, la excusa que me salga en ese momento, improviso rápido. Y apenas puedo, me hago una escapada para hablar sin ser escuchado.
-¿Y cogés con las dos? ¿Te da el cuero?
-Con Inés, apenas, ella me busca y a veces cedo; con Ana Lucía en cambio hay pasión desenfrenada.
-Pero nunca nos contaste nada -me quejo.
-Tenía miedo que metan la pata, pero ahora ya es tarde, se descubrió todo muchachos, no sé que voy a hacer.


No le contestamos. Reflexionamos con Juan Pablo sobre los hechos tratando de sacar conclusiones y soluciones determinantes. En el mientras tanto, averiguamos un poco más.

-¿Cómo lo descubrió?
-Empezó por el poco sexo. Ahí nació la duda. Yo le expliqué que estaba cansado, stress, dolor de cabeza, ya saben, lo de siempre.
-No sé de qué hablás -confiesa sincero y confundido Juan Pablo.

Tapón no le da bola y sigue su relato.

-Luego empezó a revisar mi agenda, mi Iphone, mis mensajes. Al principio los borraba, luego le puse clave al celu, lo que aumentó sus sospechas. Configuré el teléfono para que sus mensajes vibren y no repliquen con un ringtone. Cuando el tema se complicó, compré otro celular y lo dejé en la guantera del auto, el tema es que compré el mismo modelo, cloné la agenda y me confundí. Subí el celular que usaba para hablar con Ana Lucia a casa y pafffff, Inés leyó todo, le mandó un mensaje a Ana Lucía mandándola a la mierda.

-¿Y ahora?
-Con Ana Lucía todo bien, le expliqué que era mi ex quien me había afanado el teléfono cuando fui a visitar a mis chicos y me creyó. Le dije que es media loquita y que se cree que seguimos casados. Fue complicado, porque supuestamente yo estaba en San Luis, pero le dije que me volví porque a Pedro, el menor, le había agarrado lo que parecía apendicitis y fue ahí cuando mi ex tomó el celu.
-¡Qué bolonqui! -admito.
-¿Tá buena o no, Ana Lucía?
-Aquí lo importante es mantener el status quo. Por ende, hay que solucionar tu situación con Inés.
-¿Está buena o no? -insiste Juan Pablo.
-Sí, sí, está buena, no rompas más las pelotas.
-¿Qué puntaje? -va por más JuanPa.
-Un 7, ¿está bien? ¿Podemos cambiar de sintonía?
-¿Un 7 en tu escala o en la mía? Porque si es en la mía... ¿tendrá
alguna hermana?
-Igual, tengo que admitir que no entiendo -interrumpo.
-¿Qué no entendés?
-Si Ana Lucía te gusta tanto, ¿por qué no te vas con ella y listo?
-Siendo franco, creo que me siento seguro con mi esposa a pesar de que Inés ya no me
calienta, me da sensación de equilibrio, estabilidad y pertenencia. Aunque la convivencia a veces es una tortura. Con Ana Lucía, en cambio, comparto otros códigos.
-Sí, sexo y preservativos –acota Juan Pablo.
-Nah, no me cuido.
-¿Estás en pedo? ¿Y si queda embarazada?
-Ella toma pastillas.
-Hasta que no la tome y alpiste.
-O se olvide -agrega Juan Pablo.
-Nos vamos por las ramas, muchachos. ¿Qué hago ahora?
-Podés quedarte conmigo, mientras solucionás tus quilombos, pero -aclara Juan Pablo- vamos a tener que coordinar una dinámica. Si venís del laburo y encontrás una media en el picaporte, es que estoy solo.
-¿Por qué no hacés al revés? Dejá una media cuando viene alguien.
-¡No, eso es la mayoría de las veces!
-¿Y qué hago mientras vos estás cogiendo?
-¡Poco ruido!!
-¿Y por qué no te vas con Ana Lucía? -pregunto inocentemente.
-No, ni en pedo. Tiene miles de quilombos económicos, con sus hijos y la mar en
coche. Necesito paz.
-¿Y para qué salís con ella?
-Para tener guerra -contesta, pero Juan Pablo.
-Y bueno, ¿a quién no le gusta una buena batalla de vez en cuándo? –aclara Tapón.
-De todos los tipos, jamás pensé que vos serías infiel. Nunca entendí ese papel. Me parece de una total ausencia de personalidad, ligado, obviamente también, a la ausencia de toma de decisiones.
-Te vas metiendo sin quererlo. A veces las cosas se dan así –insiste en sostener su posición Tapón.
-¿Cómo la conociste?
-En un 0800 para parejas, un buen servicio telefónico.
-¿¿Una cita a ciegas?? ¿¿Estás loco??
-Mal no me salió.
-Noooon, qué vaaa! Por eso te rajaron de tu casa.
-Siempre me gustó Inés en eso. Tiene carácter, tiene personalidad, no se va a dejar pisotear, menos dejar que la engañen en la cara -afirmo.
-Es cierto -me apoya Juan Pablo- esa es una mina con todas las letras y....

Suena el teléfono de Tapón. Habla bajito, dice "gracias" varias veces y corta contento.
-¿Quién era? ¿Qué pasó? –pregunto intrigado al ver cómo le cambia la cara a mi amigo hacia una expresión de felicidad.
-Era Inés, que me perdona, que me ama y que puedo volver con ella.
-Pero... Pero...  No pasó ni dos horas que te fuiste de tu casa.
-Así es, y ahora ya puedo volver en 3 días.
-¿3 días? ¿Y ahora por qué no?
-Porque viajo al interior
-¿Laburo?
-NO, boludo, voy a ver a Ana Lucía.
-Pero ... Pero.... ¿Y si se entera Inés?
-Nah, lo manejo. Me voy muchachos, gracias por todo...

Y el turro se marcha dejándonos con la boca abierta, entendiendo aún menos sobre las relaciones y el amor.

-¡Qué boluda esta Inés! -le digo a Juan Pablo, que sólo atina a contestar...
-¿Estará buena esa Ana Lucía o no?

2 comentarios:

Marietta dijo...

Realmente una visión muy divertida de como piensan y sienten los hombres!!! Te felicito por el blog

Unknown dijo...

Me tocó un "tapón" en mis años mozos. Con la diferencia que cuando la doña lo hechó de la casa y quizo volver, le dijo que vivia con un gay, que venia siendo yo. Qué locura vivir asi.